20/05/2023 - CANNES 2023: Iris Kaltenbäck firma una ópera prima cautivadora que retrata a una joven debilitada por la falta de amor y la soledad urbana, cuya vida se pone patas arriba poco a poco

"Los días acabaron por parecer todos iguales, al igual que la gente, familiar y desconocida al mismo tiempo". Todos somos conscientes de la dificultad ligada a las ciudades a la hora de entablar relaciones profundas y significativas con otras personas, así como de la intensa soledad que esto puede generar, con todas las posibles consecuencias psicológicas negativas que pueden derivar de esta soledad. En ocasiones, la espiral descendente en la que entran ciertas personas va más allá de nuestra comprensión, y es este cambio de rutina en la que se produce un desplazamiento de lo ordinario a lo extraordinario, el que Iris Kaltenbäck ha elegido como tema para su primer largometraje, Le Ravissement [+lee también:
tráiler
entrevista: Iris Kaltenbäck
ficha de la película], proyectado en competición en la 62ª Semana de la Crítica (en el marco de la 76ª edición del Festival de Cannes). La directora ha reconstruido, como si de un rompecabezas se tratara, esta película terrible, sencilla y conmovedora que no tarda mucho en dejar entrever que se avecina un suceso dramático.

"No quería defraudarla". – “¿Desde cuándo pedir ayuda es sinónimo de defraudar?” Lydia (Hafsia Herzi), una comadrona que normalmente desempeña su trabajo con pasión y profesionalidad, está en shock, algo que su compañera de trabajo, sorprendida, achaca al cansancio. Pero no es así; lo que acaba de ocurrir es una consecuencia directa de la nube de angustia interior en la que Lydia permanece envuelta, que ha hecho que asuma demasiados riesgos en el parto de su mejor amiga Salomé (Nina Meurisse), aunque afortunadamente el bebé ha sobrevivido. Pero, ¿por qué? Para entenderlo, hay que remontarse unos meses atrás, pues a Lydia se le juntaron una ruptura inesperada (fue engañada tras tres años de convivencia) y la revelación de su embarazo por parte de Salomé. Desde entonces, Lydia, que no tiene familia, ha adquirido la costumbre de no volver a casa entre turno y turno, vagando por la ciudad, sin dar señales de vida. Este sentimiento de melancolía se ve contrarrestado por la entrega total y la dulzura que muestra en el trabajo, ya que alberga un pesar tácito por tener que cuidar más de las madres que de los bebés. Estos sucesos se ven complementados durante este período por su fortuito encuentro con Milos (Alexis Manenti), un conductor de autobús soltero con el que tuvo una aventura de una noche, pero que no quiso seguir viéndola, a pesar de la insistencia de Lydia. Y ese día, en el hospital, mientras Lydia pasea al bebé de una Salomé muy angustiada, se da la coincidencia de que Milos vuelve a aparecer, con motivo de la visita a su padre enfermo. Esto marca el comienzo de una gran mentira y la entrada en un peligroso bucle…

Al igual que el nombre de la recién nacida, Esmée, que significa "amada", Le Ravissement constituye un espejo inquietante pero constructivo de la agonía derivada de los sentimientos sin respuesta. Sin juzgar en ningún momento, la película da testimonio y recorre las distintas etapas de una espiral descendente en la que existe una delgada línea entre, por un lado, la manipulación de los seres queridos y la ruptura de la confianza, y por otro, la desesperación nacida de la indiferencia y la falta de atención de los demás. Todo esto se desarrolla en la olla a presión sin nombre de una capital donde la pura brutalidad de la pobreza y la soledad pueden llegar a resultar fácilmente abrumadoras. Se trata de una especie de ultrasonido psicológico que Iris Kaltenbäck interpreta con unas hábiles dotes narrativas, ofreciendo unos papeles fantásticos a sus dos protagonistas, especialmente a Hafsia Herzi.

Le Ravissement ha sido producida por Marianne Productions y MACT Productions, y coproducida por JPG Films y BNP Paribas Pictures. Be for Films se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del francés)