CANNES 2023 Quincena de los Cineastas
Crítica: Riddle of Fire
por Elena Lazic
- CANNES 2023: El estadounidense Weston Razooli firma una sincera, bonita y sutilmente melancólica oda a la infancia

Todo el mundo sabe que crecer es una trampa. En Riddle of Fire [+lee también:
tráiler
ficha de la película], de Weston Razooli, que ha tenido su estreno en la Quincena de los Cineastas del Festival de Cannes, parece como si los adultos solo existieran para ponerles las cosas más difíciles a los niños que solo quieren jugar. Sin embargo, Hazel (Charlie Stover), Alice (Phoebe Ferro) y Jodie (Skyler Peters) no tienen por costumbre renunciar a sus planes. De hecho, afrontan cada dificultad como un desafío, una aventura para demostrar su astucia y valentía.
La película adorna su estética de 16 mm y bajo presupuesto con las florituras de los cuentos de hadas, historias de criaturas del bosque, brujas y hechizos, adoptando una estructura ligeramente similar, a medida que tres amigos se embarcan en una búsqueda épica para recuperar… un huevo con manchas. Esto puede sonar irritantemente fingido y artificioso, como una visión exasperante de la diversión infantil, pero Riddle of Fire evita caer en una cursilería excesiva al enraizarse en una realidad mucho menos asombrosa y mucho más reconocible. Hazel, Alice y Jodie no se pasan el día sentados en cabañas en los árboles, disfrazados de piratas e imaginando historias (¿Acaso los niños siguen haciendo eso? ¿Lo han hecho alguna vez?). Más bien al contrario, ya que todo esto empieza porque quieren quedarse dentro de casa, jugando a su nuevo videojuego durante horas. Es la madre de Hazel y Jodie, que está enferma, la que pide una tarta de arándanos a cambio de la contraseña del televisor, obligándolos a aventurarse en el exterior y a relacionarse con algunos personajes turbios.
Montados en sus bicicletas a través del polvoriento y soleado verdor de Ribbon, Wyoming, los tres niños descubren con gran consternación que en la panadería no quedan tartas de arándanos y que la panadera está enferma. No obstante, están decididos a cumplir su misión y pronto encuentran su dirección. Cuando le piden la receta y le ofrecen darle algo a cambio, ella les sigue el juego, convirtiéndose en una especie de personaje enigmático en su fantástico viaje. Sin embargo, los siguientes adultos con los que se cruzan no son tan amables, a pesar de ser brujas de verdad. La decisión de Razooli de ambientar la película en un mundo donde existe la magia eleva la historia a otro nivel y aleja la película de una visión condescendiente del drama infantil como algo agradable pero trivial.
La presencia de adultos peligrosos (“la banda de la cuchilla encantada”) añade un toque de riesgo y misterio que recuerda (tal vez de forma no intencionada) a los espeluznantes programas de televisión para niños, algo esencial en cualquier cuento de hadas memorable. Además, paradójicamente, también devuelve la historia a un mundo real mucho menos encantador: aunque tienen poderes sobrenaturales, esta banda también está armada con pistolas y rifles, y se dedica al deprimente negocio de la caza furtiva. Su aterradora líder, la bruja Anna-Freya (Lio Tipton), se refiere a este trabajo con un nombre mucho más encantador, mientras Razooli sugiere de forma sombría que incluso la magia puede ser corrompida por los adultos. Si tanto la realidad como la fantasía son peligrosas, ¿a dónde se supone que deben ir nuestros tres héroes? Al final de la película, incluso la hija de Anna-Freya, Petal (Lorelei Olivia Mote), que también es maga, encuentra refugio en casa de Hazel y Jodie, donde se sientan a jugar a su videojuego.
Riddle of Fire se apoya demasiado en la ternura de su reparto y en sus ingenuos diálogos. De hecho, algunos momentos concretos, como un baile improvisado al ritmo de “Baby Come Back”, el éxito de Player de 1977, resultan demasiado autoconscientes para ser realmente encantadores. Con todo, su inesperado y sutil trasfondo melancólico, así como su comentario fugaz sobre la forma en que la tecnología está privando a los niños de vivir auténticas aventuras (cámaras de vigilancia, sistemas de seguimiento del iPhone, quizás también los videojuegos,...) aportan más sustancia a la película, alejándose del superficial recuerdo nostálgico que puede parecer en un primer momento.
Riddle of Fire es una producción de FullDawa Films (Francia), Fulldawa Films (Estados Unidos), Anaxia (Estados Unidos), Sohrab Mirmont (Estados Unidos) y Lio Tipton (Estados Unidos). Mister Smith Entertainment se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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