Crítica: La zona de interés
- CANNES 2023: Lo último de Jonathan Glazer reitera el concepto de banalidad del mal durante casi dos horas, creando una inquietante atmósfera más interesante a nivel estético que significativo
El nuevo largometraje de Jonathan Glazer, La zona de interés [+lee también:
tráiler
ficha de la película], es sin duda un trabajo que merece la pena comentar. Un par de decisiones artísticas audaces y una atmósfera inquietante impregnan toda la película, que explora uno de los capítulos más trágicos en la historia de la humanidad. La película, una adaptación libre de la novela de Martin Amis publicada en 2014, ha tenido su estreno mundial en la competición principal del Festival de Cannes.
Estamos en Auschwitz. Los tres campos de concentración y sus horrores están a tiro de piedra de lo que vemos representado en pantalla. En este caso, nos centramos únicamente en el comandante Rudolf Höss (Christian Friedel), su mujer, Hedwig (Sandra Hüller), y sus hijos, que viven juntos en una elegante casa de campo rodeada de un gran jardín.
La zona de interés arranca con una pantalla en negro que se extiende durante unos minutos, acompañada por la terrorífica banda sonora de Mica Levi, que parece estar hecha a base de música instrumental distorsionada mezclada con gritos, gemidos y respiraciones. A continuación, la primera imagen nos presenta a la familia protagonista relajándose junto al río, mientras que la escena posterior los retrata en el exterior de su casa de ensueño. La película ya ha mostrado su único conflicto: la vida de una familia transcurre con aparente normalidad mientras a su lado tienen lugar todo tipo de horrores.
Hedwig se muestra como una esposa cariñosa y como una jefa muy exigente con sus sirvientes; Höss actúa como un buen padre para sus hijos, pero también se presenta como un meticuloso funcionario público que desempeñó un papel crucial en el Holocausto. Los otros personajes que les rodean (en su mayoría oficiales del ejército y sirvientes) tienen papeles marginales, excepto la hija de la pareja, que sufre trastornos del sueño y se siente aplastada bajo el peso de las pesadillas desencadenadas por la presencia del campo, a pesar de no ser consciente de lo que ocurre allí.
La naturaleza repetitiva de la mayoría de las acciones que realizan los personajes (como Hedwig tratando con sus sirvientes y preparando la comida, o Höss contando historias para dormir, leyendo cartas o informando a sus compañeros) hace que muchos diálogos resulten poco interesantes, con algunas excepciones. Entre ellos, el encuentro que Höss mantiene con dos ingenieros, durante el que discuten fríamente sobre la eficacia de las cámaras de gas.
Por desgracia, la inquietante atmósfera (bien elaborada, aunque monótona) y las interpretaciones del reparto no cambian el hecho de que la película de Glazer reitere el mismo concepto durante casi dos horas. La cinta transmite la sensación de que algo más grande, algo abrumador, podría suceder en cualquier momento, e incluso se insinúa la posibilidad de que los personajes accedan una dimensión “de otro mundo”, pero obviamente esto no sucede. No hay nada nuevo bajo el sol, y las experimentaciones estéticas mencionadas anteriormente no ayudan a que esta obra resulte más poderosa a la hora de transmitir su mensaje.
Por supuesto, sabemos que el mal puede adoptar formas banales. Sabemos que mucha gente vive cómodamente en su propia burbuja y encuentran refugio en la negación. Sin embargo, cinematográficamente hablando, la película es plana. Esta falta de variedad, sumada al ritmo invariable, está perfectamente encarnada por el sutil ruido de fondo compuesto por disparos, gritos y soldados marchando, que podemos oír a lo largo de toda la película.
Esto no quiere decir que la banalidad del mal no merezca ser representada en la pantalla. Sin embargo, en su forma actual, la estructura dramatúrgica de Glazer y el enfoque de dirección no encajan en el formato de largometraje. La zona de interés podría haber encontrado una forma más adecuada como sofisticada instalación artística, o dentro de la duración más limitada de un cortometraje o mediometraje. Su mensaje, no especialmente novedoso, pero siempre necesario, habría resonado con mucha más fuerza.
La zona de interés es una coproducción entre Reino Unido, Polonia y Estados Unidos, producida por Extreme Emotions y Film4, junto con House Productions y A24.
(Traducción del inglés)
Galería de fotos 20/05/2023: Cannes 2023 - La zona de interés
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© 2023 Fabrizio de Gennaro for Cineuropa - fadege.it, @fadege.it
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