Crítica: Bonnard, el pintor y su musa
por Fabien Lemercier
- CANNES 2023: Martin Provost se sumerge directamente en el corazón de la gran historia de amor entre el pintor Pierre Bonnard y Marthe, su novia, musa y ángel de la guarda

"A menudo tengo un sueño extraño y penetrante en el que una mujer desconocida a la que amo, me ama". De la misma manera que Verlaine lo hizo a través de estos versos, que se introducen en la película al principio, Martin Provost nos brinda con una historia sobre el amor y el arte durante medio siglo en su nueva película, Bonnard, el pintor y su musae [+lee también:
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entrevista: Martin Provost
ficha de la película], que ha sido presentada en la sección Cannes Première del 76º Festival de Cannes. Encaprichado con la pintura, como ya demostró anteriormente con Séraphine [+lee también:
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ficha de la película] en 2008, el cineasta se ha inspirado en hechos reales e históricos para pintar este retrato vigoroso, alegre y refrescante de una pareja atípica formada por un artista y una musa que posee las llaves de la bohemia existencia del dúo.
"¿Por qué son siempre las mujeres las que posan desnudas para los hombres? – Porque siempre son los hombres los que pintan a las mujeres". Es 1893, en París, y todo comienza con un boceto fruto del encuentro casual en la calle entre un "pintor en ciernes" y una mujer que trabaja para un fabricante de flores artificiales, a la que el primero invita a posar para él, y que rápidamente acaba con los dos juntos en la cama. Es amor a primera vista entre Pierre Bonnard (Vincent Macaigne) y Marthe (Cécile de France), cuyos orígenes sociales y caracteres están a años luz de distancia, pero que comparten el mismo deseo de liberarse —ella de la vida de indigente que lleva y él de las convenciones de la clase media—. Sin embargo, mientras Marthe oculta a su amante la existencia de su familia (una hermana con sus hijos dependientes y una madre anciana que vive en la habitación de una criada, situada en un barrio parisino), Pierre presenta a su amante a su círculo de amigos —el grupo de los nabis que quieren revolucionar la pintura— y a su mecenas Misia (Anouk Grinberg). Se trata de un mundo de artistas en el que Marthe se siente totalmente fuera de lugar, un grupo al que rehúye y que no muestra ningún interés por ella, pues la considera una "loca", un puro capricho pasajero que está perjudicando la floreciente carrera de Pierre. Y es que, aunque este raro y natural ejemplo de mujer representa en realidad una increíble oportunidad para Bonnard, vivir a la sombra del pintor (y de sus modelos más jóvenes) no es precisamente un camino de rosas…
De la mano de sus dos brillantes intérpretes principales, y dividida en cuatro partes (los primeros días, 1914, 1918 y 1942), Bonnard, el pintor y su musa sortea la mayoría de los escollos propios de las películas sobre artistas, yendo directamente al meollo del asunto y poniendo el foco en la pareja del artista, a la vez que mantiene la distancia adecuada para evocar lo más fielmente posible la obra de un pintor y para retratar el estrecho círculo de pintores de la época (sobre todo a Claude Monet y a Édouard Vuillard). Tanto el exuberante entorno natural de las riberas rurales del Sena, donde se encuentra la casita de la pareja, como los almuerzos sobre la hierba con los amigos de visita y la vivacidad al borde de la comedia, contribuyen en gran medida al encanto de la película, que lamentablemente se ve disminuido por una recta final demasiado larga y por un puñado de exabruptos inoportunos cuando el drama se entromete.
Bonnard, el pintor y su musa ha sido producida por Les Films du Kiosque, en coproducción con France 3 Cinéma, Volapuk y la belga Umedia. Las ventas internacionales corren a cargo de Memento International.
(Traducción del francés)
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