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CANNES 2023 Semana de la Crítica

Crítica: Lost Country

por 

- CANNES 2023: Vladimir Perišić vuelve con su primera película en trece años, ambientada en las elecciones de Belgrado del 1996, en lo que era entonces Yugoslavia

Crítica: Lost Country
Jovan Ginic y Jasna Đuričić en Lost Country

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(2009), el director serbio Vladimir Perišić intentó describir su larga sequía creativa de 13 años, no como un periodo en el desierto, sino más bien como “haber nacido en el desierto”, sin saber siquiera que era posible salir. Su nueva película, estrenada también en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, no solo aborda sentimientos similares de parálisis, soledad y desesperanza, sino que parece trazar sus orígenes en un contexto post-yugoslavo. 

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Vemos por primera vez al adolescente Stefan (interpretado por el debutante Jovan Ginic) en una idílica escena en el campo, recogiendo nueces con su abuelo, que le habla sobre sus días de gloria como miembro del equipo yugoslavo de waterpolo en los Juegos Olímpicos. Parece el tipo de charla nostálgica que sería más apropiada en la actualidad que en 1996, año en el que está ambientada la película. Mientras muestra cierto orgullo por ser yugoslavo, también sugiere que por aquel entonces algunos ya creían que los días de gloria del país habían quedado atrás. Se estaba gestando un sentimiento de nostalgia y arrepentimiento.

No obstante, el tranquilo Stefan, con su rostro habitualmente inexpresivo, no es más que un chico normal preocupado por las cosas típicas de su edad: caminar al colegio con sus amigos, hacer ojitos a una chica mona de su clase. De forma un tanto inusual, también se preocupa mucho por su madre, Marklena (Jasna Đuričić, a la que vimos recientemente en Quo Vadis, Aida? [+lee también:
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), una mujer elegante que cría sola a su hijo y trabaja muchas horas. Le abraza a menudo, le pregunta por su opinión sobre su ropa (“¿No es demasiado reveladora?”). Está claro que hay algo ligeramente malsano y próximo a la manipulación en su relación, pero tampoco es algo fuera de lo común y Perišić no insiste en este asunto, como si reconociera el hecho de que Stefan aún es joven y está cambiando. De hecho, la película capta muy bien la sensación, propia de la juventud, de ser apenas un esbozo de persona, un borrador que necesita revisión, una serie de experimentos inseguros.

Una sensación general de vaguedad choca inmediatamente con el estilo visual extremadamente preciso de la película, a veces de forma interesante, otras de forma incómoda. Esto funciona en el contexto de la relación de Stefan con su madre, donde la exactitud de la dirección de fotografía (a cargo de Sarah Blum y Louise Botkay) no puede suavizar la ambigüedad de una dinámica inherentemente inestable, llena de verdades implícitas que nunca llegan a decirse. De hecho, esas imágenes simples y estereotipadas de una relación cariñosa entre madre e hijo (abrazados, pasando tiempo juntos en casa o en el coche) no hacen más que evidenciar todavía más la extrañeza de su relación. Sin embargo, se trata de una estrategia visual que resulta menos convincente cuando analizamos otros elementos de la película que Perišić y la coguionista Alice Winocour deciden presentar de forma más simple y sin ambigüedades. Por ejemplo, Stefan y sus amigos se comportan de una forma muy calmada y seria, que parece poco realista y forzada, una impresión que se ve realzada por el ritmo tranquilo y constante de la película. Simplemente, no parece que estemos viendo una amistad real.

Lost Country es una película marcada por el dolor y la desesperación, rodada con una reserva emocional que sugiere que hay torrentes de dolor corriendo bajo la superficie. Es una pena porque, cuando las emociones emergen finalmente, estas parecen demasiado pulcras y simples para transmitir veracidad o hacer justicia a una situación extremadamente difícil.

Lost Country es una producción de Easy Riders Films (Francia), KinoElektron (Francia), Trilema Films (Serbia), Kinorama (Croacia), Red Lion (Luxemburgo) y ARTE France Cinéma (Francia). Memento International se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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