email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

CANNES 2023 Un Certain Regard

Crítica: The Buriti Flower

por 

- CANNES 2023: João Salaviza y Renee Nader Messora realizan una cinta tan directa en su retrato de una comunidad indígena en Brasil como evocativa sobre el papel de la memoria en su resistencia

Crítica: The Buriti Flower

Las historias sobre pueblos indígenas constituyen, posiblemente, la forma más intensa de reflejar las reverberaciones del pasado en el presente. Aunque las circunstancias de sus actuales vidas sean, en algunos aspectos clave, muy diferentes respecto a las de las épocas más directamente asociadas a la colonización, estas comunidades siguen teniendo que luchar por sobrevivir, tanto literalmente como en el sentido más figurado de mantener viva su identidad única, resistiéndose a ser absorbidas por el mundo occidental globalizado. Con The Buriti Flower [+lee también:
tráiler
entrevista: João Salaviza y Renée Nade…
ficha de la película
]
, el dúo de cineastas João Salaviza y Renée Nader Messora ha elaborado una película, en la que se mezclan ficción y documental, cuya motivación reside en la necesidad de dar cuenta tanto de los hechos materiales de la vida en la comunidad indígena de los Krahô de Brasil, como de la influencia que ejercen sobre ellos los recuerdos, las historias y las perspectivas.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)
Hot docs EFP inside

Rodada en colaboración con los habitantes del área poblada por la comunidad indígena de los Krahô, la película —estrenada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes de este año— cuenta con unos cuantos personajes centrales interpretados por miembros de la comunidad sin ninguna relación con el mundo de la interpretación, y todo ello enmarcado en un contexto caracterizado por rasgos mayoritariamente documentales. Sin embargo, esta confluencia de ficción y documental no esconde ninguna intención oculta, ya que, a diferencia de otras películas híbridas de este tipo, los cineastas no tienen ningún tipo de interés en captar la cualidad interpretativa de la existencia. Por el contrario, este estilo permite a la película desprenderse de la mirada ajena (que se maravillaría de lo "exóticos" o, por el contrario, familiares que parecen ciertos aspectos de esta comunidad a los ojos occidentales), para centrarse más bien en lo que realmente importa: la forma en que la gente de la comunidad se percibe a sí misma y a sus enemigos, tanto actualmente como a lo largo de la historia.

No obstante, los directores desvelan este punto de vista de manera progresiva, como para sugerir que puede resultar difícil para las personas que han sido maltratadas durante muchos años llegar a verse a sí mismas como protagonistas de su historia, tener su propia perspectiva y constituir una parte activa de la historia. Gran parte de la película trata de las aventuras paralelas de una madre y su hija, que con el tiempo llegan a comprender elementos de naturaleza ligeramente diferentes, pero igualmente importantes e íntimamente relacionados.

La madre está cada vez más convencida, a pesar de la visible falta de entusiasmo en los rostros de otras personas del pueblo, de que alguien debería representar a su comunidad en una gran conferencia en Brasilia sobre los derechos de las comunidades indígenas del país. El lánguido ritmo de la película muestra cómo su conciencia madura y crece de forma totalmente entrelazada con sus tareas cotidianas, por la sencilla razón de que la comunidad y la identidad de los Krahô son víctimas de una constante amenaza en todas sus vertientes. Cada vez hay más gente que roba ilegalmente animales poco comunes de la zona con el fin de venderlos en la ciudad, lo cual obliga a los lugareños a vigilar día y noche. Ya nadie va desnudo a las ceremonias tradicionales —aunque el maquillaje y los cánticos siguen siendo tradicionales, todo el mundo lleva pantalones—. La madre se queja a una amiga de la ciudad, a la que solo va de vez en cuando, de que su hija le ha pedido dormir en un colchón, algo sencillamente inaudito. En el trasfondo de toda la película se ciernen las constantes amenazas sobre la tierra, con promotores que pretenden arrebatársela a las familias que han vivido en ella durante cientos de años.

La duración y la paciencia que caracterizan a la película permiten imprimir y reflexionar sobre todas estas formas, tanto grandes como pequeñas, en que los Krahô se ven empujados a asimilar algo que no desean. Las impresionantes imágenes de Nader Messora captan la belleza del bosque, sus múltiples colores y texturas, su ritmo lento y su calidez, pero la fuerza de la película es tal que al final resulta imposible no contemplar este hermoso lugar sin sentir una verdadera sensación de urgencia y alarma.

The Buriti Flower ha sido producida por Karõ Filmes (Portugal) y Entre Filmes (Brasil). Las ventas internacionales corren a cargo de Films Boutique, y Ad Vitam se encargará de su estreno en Francia.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del inglés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy