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CANNES 2023 Quincena de los Cineastas

Crítica: El árbol de las mariposas doradas

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- CANNES 2023: El director vietnamita Thien An Pham firma un seguro e imponente debut, un estudio de un joven sin muchos lazos emocionales y el sobrino al que de repente debe cuidar

Crítica: El árbol de las mariposas doradas
Le Phong Vu en El árbol de las mariposas doradas

Es curioso que un lugar atravesado por un conflicto tumultuoso, y un frente de poder clave en la Guerra Fría, se haya convertido en uno de los destinos más populares para los turistas ricos y mochileros occidentales solo unas décadas después. Thien An Pham, cineasta vietnamita emergente, que también ha residido en Estados Unidos, parece compartir esta reflexión, a juzgar por su ópera prima, El árbol de las mariposas doradas [+lee también:
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, y ha asumido la misión de revelar fielmente su nación a los extranjeros, aunque quizás también a sí mismo. La película ha tenido su estreno en la selección de la Quincena de los Cineastas en Cannes.

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Su sorprendente secuencia inicial presenta la trayectoria de la película en miniatura. En una obra compuesta por innumerables planos de seguimiento, el primero de ellos, montado sobre un objetivo gran angular y con gran profundidad de campo, nos lleva lentamente desde un campo de fútbol sala (incluyendo un gag visual que involucra a una mascota disfrazada al estilo de Un polvo desafortunado o porno loco [+lee también:
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) hasta el exuberante jardín de una cervecería al aire libre, donde tres tipos de aspecto relajado, incluido nuestro protagonista, Thien (Le Phong Vu), ven la Copa del Mundo de 2018 mientras reflexionan sobre la suerte, la vida eterna y el destino. La escena resulta tan atractiva que a uno le entran ganas de acercar un taburete y sentarse con ellos, pero la conversación empieza a adquirir un tono extrañamente tenso, antes de verse interrumpida con otro giro de cámara por las consecuencias de una colisión mortal de tráfico.

Un trágico incidente similar se cobra la vida de Hanh, cuñada de Thien, dejando prácticamente huérfano a su hijo de cinco años, Dao (Nguyen Trinh). Su padre, Tam, el hermano mayor de Thien, abandonó a su familia hace años para mudarse a un lugar remoto en el campo, donde asumen que comenzó una nueva vida. De esta forma, Thien, un hombre apacible pero emocionalmente inhibido, se ve obligado a asumir ciertas responsabilidades, dejando atrás su modesta vida como camarógrafo en Saigón para cuidar de Dao y viajar a las zonas rurales del país para reencontrarse con Tam.

Thien no aporta ninguna explicación biográfica sobre el origen de esta historia, pero su vocación cinematográfica y la precisa ambientación histórica nos llevan a preguntarnos por su resonancia personal. Lo que resulta menos ambiguo es su exploración de la religión cristiana en el país, significativa teniendo en cuenta su gobierno marxista-leninista y su amplia adhesión a las religiones populares. Aunque solo el 8 % de la población es cristiana, dondequiera que vaya, Thien se encuentra con recuerdos y ecos de este credo: Hanh recibe un gran funeral en una iglesia, donde el sacerdote atestigua de forma contundente su fe; Thao, un amor de juventud, es ahora una monja que dirige un orfanato, donde Thien deja a Dao cuando se marcha para encontrar a su padre. El cineasta parece preguntarse, a través de su discreta puesta en escena y su firme contemplación, si el cristianismo no es más que un bálsamo para la incertidumbre que mantiene asfixiados a sus devotos seguidores vietnamitas, o si su teología puede utilizarse como marco para aportar algo de sentido a sucesos inexplicables, como el dolor que debe soportar el protagonista.

El trabajo de Thien evoca (o toma prestado) el de los grandes cineastas orientales de los últimos tiempos, como Bi Gan, cuando sigue a su protagonista en largas tomas montado en su ciclomotor, o Hong Sang-soo, en una secuencia climática que se acerca a una fantasía de deseos cumplidos. Su dominio de la técnica corre el riesgo de no encontrar un equilibrio adecuado con la simple progresión de la historia, transmitiendo una hipnótica sensación de deriva, evocando la analogía de un pequeño trozo de mantequilla untado finamente sobre una tostada demasiado grande.

El árbol de las mariposas doradas es una coproducción entre Vietnam, Singapur, Francia y España, producida por JK Film, Potocol, Deuxième Ligne Films, Zorba Production y Fasten Films. Cercamon se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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