PELÍCULAS / CRÍTICAS Tribeca 2023
Crítica: Marinette
por Fabien Lemercier
- Virginie Verrier firma un logrado biopic y un retrato con numerosas aristas sobre la pionera estrella del fútbol femenino Marinette Pichon, interpretada estupendamente por Garance Marillier
"¿Te gusta chutar la pelota? ¿Quieres jugar? – No puedo – ¿Por qué? – Porque soy chica – Eso no es excusa". Marinette Pichon puso fin a su carrera, que la llevó desde un pequeño pueblo de la región francesa de Aube hasta Filadelfia, con un total de 112 internacionalidades y 81 goles con la selección francesa entre 1994 y 2007, y todo ello en una época en la que el fútbol femenino tenía mucha menos visibilidad en los medios que ahora. Sin embargo, no solo se trataba de una deportista con gran talento en la máxima categoría, sino también de una joven que luchó tanto por liberarse de la violencia de un padre que maltrataba a su mujer como por vivir plenamente su vida amorosa homosexual. La personalidad tan íntegra de esta mujer que tuvo que superar tantos obstáculos para hacerse a sí misma acabó por inspirar a la directora Virginie Verrier, que se decidió a crear Marinette [+lee también:
tráiler
entrevista: Virginie Verrier
ficha de la película], un biopic fascinante cuyo estreno tendrá lugar mañana en los cines franceses y correrá a cargo de The Jokers. En lo que al estreno internacional se refiere, la película se proyectará en competición el próximo fin de semana en Tribeca.
"Voy a ser futbolista profesional – Sí, y yo la reina de Inglaterra". Es 1991, Marinette (la brillante y excepcional Garance Marillier) tiene 16 años, y sus profesores no parecen creer que vaya a cumplir su sueño. Después de 11 años jugando al fútbol con chicos, hinchándose a goles y coleccionando trofeos ante la agresiva indiferencia de su alcohólico y violento padre ("¿Y a mí que me importa? ¡Lárgate!") y el apoyo incondicional de su madre (Émilie Dequenne), Marinette se encuentra ahora en una encrucijada, pues el tiempo de los equipos mixtos y las excepciones ha llegado a su fin". ¿Qué voy a hacer ahora?” De golpe y porrazo, Pichon pasa a trabajar como basurera municipal y se enfrasca en una relación "sórdida" con un chico del barrio. Sin embargo, la vida brinda a Pichon con una oportunidad de oro para su futuro con la llamada del club de segunda división Saint-Memmie (entrenado por Sylvie Testud) para ficharla.
Este suceso marca el inicio de un crecimiento estratosférico en la trayectoria de Marinette, que dos años más tarde se incorpora a la selección francesa (a cambio de 210 míseros francos, alojamiento en una de las dependencias de Clairefontaine —el equipo masculino es el único que puede alojarse en el castillo— y una hostilidad desmesurada por parte de unos cuantos veteranos) para defender los colores de su país en el Campeonato de Europa de 2001 y acabar siendo fichada por un equipo de Filadelfia, en Estados Unidos, donde la Women's United Soccer Association está en pleno auge y donde "las mujeres están en el candelero". Se trata de una trayectoria que se salda con un montón de goles y trofeos individuales, pero también con una metamorfosis a nivel personal, originada tanto por la resolución del problema asociado a su padre (es condenado a diez años de cárcel) como por el descubrimiento del amor hacia una mujer. Las cosas nunca llegarán a ser fáciles para Marinette ("aquí no vales nada, no eres lo bastante buena", "yo que tú dejaría el fútbol, bollera"), pero es la fortaleza mental de esta campeona, y su determinación para lograr la emancipación en todos los frentes, lo que hace de ella la figura emblemática que constituye hoy en día en un deporte en el que las jugadoras todavía no gozan del estatus profesional que merecen (a pesar de las audiencias televisivas récord que atrae la selección femenina de Francia).
Al adaptar con Brigitte Tanguy la autobiografía de Pichon, Ne jamais rien lâcher, Virginie Verrier ha optado por un estilo narrativo muy dinámico con el que ha logrado un equilibrio perfecto entre la exploración de la vida privada del personaje y su carrera deportiva. La directora también ha conseguido que las secuencias de fútbol que se muestran sean totalmente creíbles (algo que no es para nada fácil sobre el papel) al confiar el desempeño de esta función a su protagonista, brillantemente interpretada por Garance Marillier (se dio a conocer con Crudo, de Julia Ducournau). Todo ello conforma una película fascinante que rinde un merecido homenaje a una mujer excepcional y pionera en muchos aspectos.
Marinette ha sido producida por Vigo Films (la empresa de la cineasta) en coproducción con France 3 Cinéma y Pictanovo. Las ventas internacionales corren a cargo de France tv distribution.
(Traducción del francés)
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