Crítica: Une jeunesse italienne
por Aurore Engelen
- Mathieu Volpe dibuja, a través del singular viaje de un joven burkinés afincado en Italia que prepara su boda, un retrato matizado y personal de las migraciones económicas entre el Sur y el Norte

Tras su estreno mundial en el Festival dei Popoli, Mathieu Volpe presenta su primer largometraje documental, Une jeunesse italienne [+lee también:
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ficha de la película], en la Competición Nacional del Festival Internacional de Cine de Bruselas. La película continúa la reflexión que inició en su cortometraje Notre territoire, un relato en primera persona de su regreso a Rignano (Italia), un gueto que congrega a un gran número de emigrantes del Norte y del Sur de África.
En Une jeunesse italienne, el cineasta se reencuentra con Sokuro, un burkinés de 25 años al que había conocido unos años antes, con motivo de su boda con Nassira en su país natal. Para el joven, esta unión significa cumplir su deseo de volver a las tradiciones ancestrales de su pueblo y reencontrarse con su cultura original. Para la chica, este es un paso más hacia su sueño de llegar a Europa, ese El Dorado con el que muchos fantasean, pero que pocos alcanzan. Por tanto, Sokuro debe redoblar sus esfuerzos. El joven trabaja en una fábrica durante horas y horas, ahorrando el poco dinero que gana, contándolo y recontándolo antes de enviárselo a su futura esposa, todo ello mientras contribuye al buen funcionamiento del hogar familiar en Italia, donde su padre lucha por llegar a fin de mes y pagar la educación de su hermano pequeño. El dinero es el núcleo de su vida. Está en todas partes, invadiendo su vida personal, sentimental y familiar. ¿Cómo hablar de amor cuando el acto de vivir plenamente está marcado por unas condiciones económicas prácticamente imposibles de alcanzar? El trabajo y el dinero son esenciales para la realización y la felicidad de los recién casados. Son fundamentales para lograr la eventual reunión familiar, pero también para mantener las apariencias en Burkina.
Ante esta precaria situación, Sokuro se siente aún más desamparado e impotente al considerar el hecho de que no tuvo voz ni voto en esta primera migración. Está pagando un precio muy alto por una decisión que tomaron sus padres unos años antes. Se enfrenta a otro fenómeno recurrente, común entre los emigrantes de segunda generación: el de un desarraigo que no ha elegido, lo que no significa que haya encontrado un lugar satisfactorio en su país de acogida, donde la precariedad sigue formando parte de su vida cotidiana.
Mathieu Volpe nos invita a acompañar a Sokuro durante un largo viaje. Mediante algunos momentos clave de la historia de amor entre Sokuro y Nassira, el director ofrece otra perspectiva de la migración económica, que a través de esta representación adquiere una cualidad más íntima. El arrepentimiento, la nostalgia y la carencia son los efectos secundarios de estos exilios forzados, que se realizan por necesidad más que por deseo, y que habitualmente se mantienen en la sombra. Al poner rostros y cuerpos a un tema de actualidad, al encarnarlo y tomarse su tiempo para explorar su complejidad, el cine documental permite profundizar en nuestra reflexión. Las aspiraciones contradictorias pero profundamente humanas de Sokuro y Nassira, así como su historia, se superponen a las narrativas mediáticas sobre el tema, enriqueciéndolas y humanizándolas.
Une jeunesse italienne es una producción de Replica Films (Bélgica), coproducida por Supermouche Productions (Francia) y 5e6 SPRL (Italia). La película se estrena en Bélgica el 5 de julio.
(Traducción del francés)
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