Crítica: Empty Nets
por Elena Lazic
- El primer largometraje de Behrooz Karamizade muestra cómo incluso los ciudadanos iraníes más normales están solo a unos golpes de mala suerte y malas decisiones de perderlo todo

De los muchos problemas que hay en Irán, seguramente el que más conozcan los espectadores occidentales es la violencia contra las mujeres —especialmente debido al reciente movimiento y eslógan “Woman, Life, Freedom” desencadenado por la muerte de Mahsa Amini— y la falta de libertad de expresión, por las películas de Jafar Panahi y las prohibiciones de viajar y el encarcelamiento de pensadores y artistas como él. Empty Nets [+lee también:
tráiler
entrevista: Behrooz Karamizade
ficha de la película], el debut del cineasta germanoiraní Behrooz Karamizade estrenado en la competición por el Globo de Cristal del Festival de Karlovy Vary de este año, muestra las dificultades de la vida en Irán incluso en situaciones más cotidianas, lejos de los ejemplos extremos de opresión con los que el espectador internacional estará más familiarizado.
Los enamorados Amir (Hamid Reza Abbasi) y Narges (Sadaf Asgari) sufren sobre todo la situación económica austera y las persistentes tradiciones de su país. Amir viene de una familia pobre, y el padre de Narges se aferra a la convención de que el futuro marido de su hija deba pagar una dote considerable por su mano. Al principio de la película, no le dan importancia a esto: Amir trabaja de camarero, son una pareja moderna que no tiene prisa por casarse y albergan una pequeña esperanza de que el padre de Narges no sea tan intransigente como parece. Mientras tanto, son felices pasando juntos horas y horas, disfrutando su juventud como tendrían que hacer todos los veinteañeros enamorados. Esta relación tan sencilla se narra en presente, con el estilo delicado y preciso de Karamizade y la fotografía cuidadosa y atmosférica de Ashkan Ashkani, que ponen el foco en momentos de ternura cotidiana que, combinados, conforman una película muy romántica sin caer para nada en el artificio.
El deterioro progresivo de su situación —de la situación de Amir, más concretamente— también se va revelando en pequeñas dosis, con verosimilitud y unos personajes que, simplemente, ponen al mal tiempo buena cara. A Amir lo echan del trabajo por plantar cara a su jefe mercenario; algo que no debería ser un problema muy grande si en el Irán actual no fuera tan difícil encontrar empleo. Descubrimos lo terrible de la situación a la vez que él, al acompañarlo de tienda en tienda buscando trabajo, el que sea. Empty Nets muestra la realidad de la vida cotidiana en el país, pero también trata en gran parte de la pérdida de la inocencia y de la madurez impuesta a unas personas que, en esencia, siguen siendo niños. El camino de Amir hacia la vida adulta está marcado por una caída gradual en la delincuencia que parece inevitable para alguien que, como él, intenta preservar su dignidad.
Empty Nets podría describirse como una tragedia en la que Amir renuncia cada vez más a sus principios por conseguir dinero para la dote de Narges, mientras en ella crece la preocupación por su cambio de comportamiento y de hábitos. Pero la palabra “tragedia” puede ser aquí algo exagerada, pues la historia es demasiado plausible. Entre ser un joven enamorado con una vida tranquila y ser un delincuente peligroso en el mar traicionero hay menos pasos de los que podamos imaginar.
Empty Nets ha sido coproducida por las compañías alemanas Basis Berlin Filmproduktion, Living Pictures Production GbR, Zweites Deutsches Fernsehen (ZDF) y ARTE Deutschland y la irlandesa Rainy Pictures. Las ventas internacionales corren a cargo de la exportadora alemana Pluto Film. Se estrenará en Alemania de la mano de Port-Au-Prince Pictures GmbH.
(Traducción del inglés por Sara Hernández Pozuelo)
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