05/11/2003

El gobierno británico anunció ayer una revisión de los tratados internacionales de coproducción, para permitir al país beneficiarse cultural y económicamente. Se trata de una nueva maniobra dirigida a eliminar los abusos de los asociados en las coproducciones para acceder a los incentivos fiscales previstos en el Reino Unido.

La norma más rigurosa que sustituye a la existente, realizada tras muchas consultas a la industria cinematográfica británica y a los socios internacionales, ha recibido el apoyo de la asociación de productores británicos (PACT), del UK Film Council y del Departamento de Cultura, Media y Deporte (DCMS).
Esta normativa (accesible en DCMS) introduce nuevas reglas, como la solicitud de autorización operativa al DCMS cuatro semanas antes del comienzo de la de producción, y requisitos más rigurosos relacionados con los censores de cuentas. Esta aclaración además de las bases sobre las cuales el DCMS compatibiliza las coproducciones británicas con las internacionales (películas realizadas por dos o más países), son las que darán luz verde a la aplicación de los incentivos fiscales.

A partir del 2005, Canadá (país que ya ha estado acusado de abusar del sistema) será la primera víctima de estas nuevas normas, en las cuales está escrito que doblará la cifra mínima, del 20 al 40 por ciento del presupuesto del film a gastar en territorio británico.
Una película será clasificada como “inglesa” si al menos el 70 por ciento del presupuesto se gasta en el Reino Unido, a menos que no se especifiquen acuerdos de coproducción. El Reino Unido tiene acuerdos bilaterales con Australia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Nueva Zelanda y Noruega, y otros acuerdos, trámite la covención europea con una treintena de países.
A inicios de los 90 se realizaron una veintena de coproducciones al año, mientras que en el 2003 se hicieron cerca de 200 coproducciones británicas.

(Traducción del inglés)