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VENECIA 2023 Semana Internacional de la Crítica

Crítica: Le Vourdalak

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- VENECIA 2023: En su comedia de género, Adrien Beau intenta realizar una versión de El baile de los vampiros para pobres, destacando la inversión social y una atmosférica producción artesanal

Crítica: Le Vourdalak

"Vete ya, no mires atrás... No te detengas bajo ningún concepto, pase lo que pase. El bosque está plagado de peligros". La noche es oscura, los truenos no hacen más que resonar y nuestro aristocrático protagonista —lleno de polvo y con su característica peluca—, con una escolta diezmada y un convoy que ha sido asaltado por un grupo de bandoleros, se espanta por cualquier ruido, está muerto de miedo. Y es que la preocupación no va a menos —más bien ocurre todo lo contrario— en Le Vourdalak [+lee también:
tráiler
entrevista: Adrien Beau
ficha de la película
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, la atmosférica ópera prima del cineasta francés Adrien Beau, que se ha presentado en la Semana Internacional de la Crítica de la 80.ª edición del Festival de Venecia.

"Hay cosas de las que es mejor no hablar", sobre todo en Transilvania. El pomposo Jacques Antoine Saturnin d'Urfé (Kacey Mottet-Klein), el emisario diplomático del rey de Francia, que se dirige hacia la casa del viejo Gorcha en busca de un caballo, está a punto de descubrir qué hay bajo la punta del iceberg, y no solo en un sentido social (el duro ambiente de la familia campesina que le acoge), sino sobre todo en términos de realidad. En efecto, este ambiente tan extraño (un joven vestido de mujer —Vassili Schneider—, su hermana —Ariane Labed—, una mujer abiertamente hostil a la que su hermanastra —Claire Duburcq— toma por loca, que a su vez está casada con un hombre —Grégoire Colin— que se comporta como un déspota en ausencia de un patriarca que se encuentra a la caza de los saqueadores turcos que han robado por doquier en la región) esconde un peligro mucho mayor tras de sí.

Aunque todavía no lo sabe, d'Urfé está al borde del precipicio, y no será consciente de la magnitud del asunto hasta que no pasen los días que están por venir, que se caracterizarán por la sucesión de una serie de pesadillas y acontecimientos traumáticos, opresivos y sangrientos. Y es que el viejo Gorcha (interpretado por una marioneta sorprendentemente realista) regresa con la cabeza de un turco decapitado como trofeo, pero donde verdaderamente reside el problema es en el hecho de que se ha transformado en un vurdalak, es decir, en una mezcla entre demonio, esqueleto y vampiro cuyo propósito consiste en apoderarse de todas las almas de la casa...

La película, que constituye una adaptación de la primera novela de vampiros escrita en Europa (El vampiro. La familia del vurdalak, escrita en el siglo XIX por Alexéi Konstantínovich Tolstói), es una especie de El baile de los vampiros para pobres, no solo porque la pirámide está invertida (los vampiros son los campesinos), sino también en lo que a medios utilizados se refiere, con una producción que se hace servir de la baza artesanal (mediante una filmación en Super 16 de cuyo desenfoque se ha encargado el director de fotografía David Chizallet) para acabar creando una mezcla de comedia, drama, suspense y gore (quizá incluso una simbólica relectura histórica prerrevolucionaria). Se trata de un exceso de rarezas artísticamente interesante (se percibe cierta intención de seguir los pasos de Parajanov) con el que uno se divierte durante un rato, pero cuyo resultado global es incierto debido a la sobrecarga de tantos aspectos, aunque cabe recalcar que los intérpretes no defraudan en ningún momento.

Le Vourdalak ha sido producida por Les Films du Bal y coproducida por Master Movies. Las ventas internacionales corren a cargo de WTFilms.

(Traducción del francés)

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