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TORONTO 2023 Platform

Crítica: La Vénus d’argent

por 

- En su apasionante y novelesca cinta, Héléna Klotz sumerge a una joven en el despiadado universo de las finanzas y de los algoritmos creando a una heroína que va más allá de las normas

Crítica: La Vénus d’argent
Claire Pommet en La Vénus d’argent

"El modelo subestima enormemente acontecimientos improbables como crisis o cracs, que son mucho menos infrecuentes de lo que prevé la ecuación". En el mundo de la aceleración tecnológica en el que vivimos, en el que tu estatus social depende del dinero que tengas en el banco, "el lugar de los humanos en el campo de batalla del futuro" está en entredicho. Este es el quid de cuestión en la cautivadora La Vénus d’argent [+lee también:
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, de Héléna Klotz, que se ha presentado en la sección Platform del 48.º Festival de Toronto. El título hace referencia directa a la estatuilla que adorna los Rolls-Royce, que tiene "la mirada puesta en el horizonte, como si todas las puertas se abrieran ante ella", haciéndose eco del mundo del comercio y las finanzas internacionales en el que nuestra heroína de la "próxima generación" trata de abrirse camino y cumplir sus ambiciones de ascenso social, aunque no pertenezca a las altas esferas de la sociedad.

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Jeanne Francoeur (Claire Pommet —más conocida por su nombre de cantante Pomme—, en un primer papel en el que ha sido toda una revelación) tiene 24 años, ha cursado estudios de comercio en una buena universidad y los ha complementado con dos años de matemáticas en la Escuela Militar de Saint Cyr. Vive en un cuartel de la gendarmería en los suburbios de París con su padre (Grégoire Colin), que ejerce como teniente allí, y sus hermanos (mucho más jóvenes que ella), y se encuentra en el proceso de tratar de conseguir un trabajo como "quant" (trader experta en algoritmos) en bancos o empresas de inversión. A  pesar de su talento para las matemáticas, la armadura de un traje, su aspecto de marimacho casi andrógino y su increíble ingenio, a la protagonista le resulta increíblemente difícil abrirse camino en este brutal entorno profesional cuyos códigos sociales subyacentes no acaba de comprender todavía. Sin embargo, un día, el tren que solo pasa una vez llega a su vida en forma de prácticas.

Farès (Sofiane Zermani), el jefe de Jeanne, que se dispone a lanzar un fondo en Singapur al tiempo que sondea a posibles inversores (en particular, la ONG World Aid —dirigida por la heredera Anna Mouglalis—, por valor de 200 millones de euros), ve potencial en la protagonista y confía en ella para la operación, de manera que Jeanne se ve obligada a codearse con nuevas esferas de poder que la separan de su entorno original y de sus complicados sentimientos por el gendarme Augustin (Niels Schneider), que acaba de volver de una misión de cuatro años en África. No obstante, como dice Farès, "está muy bien eso de ser ambiciosa, pero ¿sabes cómo llaman al punto más alto del Everest? La zona de la muerte"...

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(proyectado en la sección Panorama de la Berlinale en 2012), un primer largometraje con el que ya apuntó maneras, esta segunda obra de Héléna Klotz confirma el gran talento que posee. No cabe duda de que La Vénus d’argent (basada en un guion escrito por la directora con Noé Debré y Emily Barnett) es una película de su tiempo, y prueba de ello son su ritmo (con un comienzo explosivo), su mezcla equilibrada de realismo (las impactantes entrevistas de trabajo, la agresividad de las salas de contratación, la vida en el vacío de los cuarteles militares, etc. ) y un enfoque novelístico sin complejos ("como no quieres que la verdad eche a perder una buena historia, dejas que fantaseen"), y una entrañable protagonista femenina de alto nivel que aprende a encontrar el valor para ser vulnerable. Y aunque la vida privada de los personajes se utiliza más como zona de reflexión sobre los giros profesionales que hacen avanzar la historia, la película logra imponer tanto su tono extremadamente dinámico como sus clarividentes predicciones para el futuro, que ya forman parte de nuestra realidad actual.

La Vénus d’argent ha sido producida por Les Films du Bélier, y las ventas internacionales corren a cargo de Pyramide International.

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(Traducción del francés)

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