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VENECIA 2023 Orizzonti

Crítica: Paradise Is Burning

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- VENECIA 2023: El segundo largometraje de la directora sueca Mika Gustafson celebra la sororidad en todas sus formas y tamaños

Crítica: Paradise Is Burning
Bianca Delbravo, Dilvin Asaad y Safira Mossberg en Paradise Is Burning

En un barrio de clase trabajadora de algún lugar de Suecia, tres hermanas parecen estar pasándoselo en grande, si se juzga desde el punto de vista de los criterios infantiles. Y es que no tienen supervisión, su madre está ausente y es la hermana mayor, Laura (Bianca Delbravo) —que solo tiene 16 años—, la que está a cargo de las otras dos, que son Mira (Dilvin Asaad), de 12, y Steffi (Safira Mossberg), de 7. Las tres tienen toda la libertad del mundo para jugar, lo cual no excluye hacer alguna que otra travesura por el camino. Campan a sus anchas en su propio reino, pero la melancolía no tarda en aparecer. Una llamada de una trabajadora social anuncia una próxima visita, y Laura, la madre sustituta, decide ocuparse ella misma. Este es el contexto en el que se desarrolla la nueva película de Mika Gustafson, Paradise Is Burning [+lee también:
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, que se proyecta en la sección Orizzonti del Festival de Venecia de este año.

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Silvana [+lee también:
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, la ópera prima de la directora, era un documental musical sobre la famosa artista sueca Silvana Imam, pero ya se podía apreciar igualmente la inclinación de Gustafson por los personajes femeninos complejos que tienen la última palabra en un mundo que no hace más que retroceder. En Paradise Is Burning recurre a la ficción, pero su modo de exploración es más observacional que construido. Durante menos de dos horas, nos quedamos ensimismados en la vida cotidiana de las hermanas, una vida caracterizada por la ausencia total de aburrimiento. El trío de encantadoras protagonistas rebosa energía ilimitada a base de interminables bromas y alegres desobediencias: siempre funcionan como un equipo, tanto si se cuelan en una casa para usar la piscina como si provocan distracciones en el supermercado para robar algo de comida mientras tanto. No se sabe dónde está su madre, pero el hecho de que tengan que valerse por sí mismas habla por sí solo. La película se asemeja a Scrapper [+lee también:
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, de Charlotte Regan, que trata sobre una joven en circunstancias muy similares. Al fin y al cabo, parece que los niños son capaces de apañárselas solos.

Pellas, peleas en el patio, palabrotas… En esta familia predominan todos los indicadores que la sociedad sueca tacharía fácilmente de desagradables, pero hay mucho amor y apoyo en medio de todo este caos. Como público, no podemos evitar sentirnos atraídos por este pequeño mundo de maravillas. Sin embargo, de nuevo, la astucia de la melancolía se manifiesta para acechar al final de un resplandeciente verano nórdico. Aunque es cierto que Laura trata de mantener la compostura y hacer caso omiso de sus peores impulsos —al fin y al cabo, es solo una adolescente—, la cruda realidad es que aún es solo una niña. Rara vez se relaciona con los adultos, pero cuando lo hace, se enfrenta al rechazo, tanto de su vecina Zara (Marta Oldenburg) como de una tía de lo más desinteresada. Un encuentro fortuito con una mujer llamada Hannah (Ida Engvoll) marca un punto de inflexión para Laura, ya que podría acabar convirtiéndose en una amiga o, por lo menos, en una compañera de aventuras.

La casa de Hannah está llena de chupetes y biberones, pero no hay ningún bebé. Todo está en silencio y no hay ningún marido a la vista, pero Laura no hace preguntas, y Hannah tampoco. Son perfectas la una para la otra en este sentido: ambas deben ser madres a su manera, pero ambas se resisten a serlo. No es de extrañar que formen un vínculo especial       —aunque no completamente claro y definido— a base de colarse en los pisos de la gente para pasar el rato en sus cocinas. Ningún antecedente de los personajes da pistas sobre por qué exactamente estas dos mujeres se sienten tan cómodas irrumpiendo en casas de extraños, pero el escapismo constituye una clara opción a tener en cuenta. Gustafson lo insinúa, pero lo mantiene lo bastante ambiguo como para preservar la diversión compartida del descubrimiento. Se puede intuir lo fluidos que son sus conceptos de "hogar" en la película.

Paradise Is Burning ha sido producida por la sueca HOBAB, en coproducción con la danesa Toolbox Film (con sede en Copenhague), la finlandesa Tuffi Films y la italiana Intramovies, que también se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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