Crítica: Copa 71
por Vladan Petkovic
- El documental de Rachel Ramsay y James Erskine narra la inspiradora, pero incompleta, historia de la olvidada (y no oficial) copa del mundo de fútbol femenino

Tras otra Copa Mundial Femenina de Fútbol extremadamente popular, el documental Copa 71, de Rachel Ramsay y James Erskine, acaba de estrenarse en Toronto, inaugurando la sección TIFF Docs. La película narra la historia de la competición no oficial que se celebró en México en 1971 y que, a pesar de la gran afluencia de público y de la importante cobertura mediática, ha quedado relegada y olvidada en la historia.
Estamos ante un excelente documental de investigación, compuesto por entrevistas y material de archivo, con un impulso activista y un tono inspirador que sin duda ayudará a su difusión, pero que también deja bastantes preguntas sin resolver. La película sigue a los seis equipos (Inglaterra, Argentina, México, Francia, Dinamarca e Italia) que se dieron cita en México, sobre un telón de fondo que contrapone los avances en los derechos de las mujeres, tras la revolución cultural de los años sesenta, con el mundo regresivo y machista del fútbol de la época.
Tras una introducción en la que intervienen Brandi Chastain, dos veces ganadora de la Copa del Mundo, que admite que nunca había oído hablar del evento, y una breve voz en off de la productora ejecutiva Serena Williams, conocemos a varias mujeres que participaron en el campeonato. Entre ellas, la italiana Elena Schiavo, considerada la mejor jugadora del mundo en ese momento; Ann Stengard y Birte Kjems, que ganaron la copa con Dinamarca; la capitana de Inglaterra, Carol Wilson, y la mexicana Silvia Zaragoza. Sus testimonios confirman que, cuando eran jóvenes, el fútbol no era cosa de mujeres, cuando no estaba directamente mal visto.
El historiador David Goldblatt explica que no es así como empezó, mientras vemos imágenes de archivo coloreadas de la Inglaterra de principios del siglo XX, que demuestran que las mujeres jugaban al fútbol en aquella época, y que despertaban entusiasmo a su alrededor. Sin embargo, en la década de 1920, los médicos empezaron a publicar artículos sobre el supuesto impacto negativo del fútbol para la salud de las mujeres, especialmente para sus ovarios y úteros. Esto llevó a la prohibición total de esta práctica, que fue declarada ilegal en países como Italia y Brasil.
La FIFA, que todavía no reconoce la competición de 1971, a pesar de alardear de la creciente popularidad de este deporte, consideraba el fútbol femenino “inmoral e indecente”. Era una cuestión de poder y control, y durante los preparativos del torneo de México, llegó a amenazar a la federación local de fútbol con la expulsión, obligando a que el evento se celebrara en dos de los estadios más grandes de México, que aparentemente no estaban bajo su control, aunque un segmento posterior contradice esta versión.
La película sigue el torneo en detalle, con toda la emoción que despertaron los partidos y la alegría de las jugadoras, que fueron recibidas como estrellas del rock. Es realmente inspirador que el evento llegase a celebrarse, pero curiosamente apenas hay información sobre quién lo organizó. Descubrimos que un grupo de empresarios mexicanos lo vio como una oportunidad de negocio tras la extremadamente exitosa Copa Mundial masculina del año anterior, pero nunca llegamos a saber quiénes eran realmente estas personas.
El documental afirma que la cobertura mediática fue amplia, pero solo vemos imágenes de los partidos en español, y los titulares se presentan como animaciones, enseñando tan solo algunos recortes de periódicos reales. La película asegura que, durante los últimos 50 años, las imágenes han estado “ocultas”, pero no ofrece ningún testimonio ni prueba al respecto.
Las multitudes llenando los estadios y las fotos de las llegadas de los equipos confirman que fue un evento deslumbrante, y podríamos decir que la película celebra a las mujeres en lugar de centrarse en los detalles tóxicos, pero para un documental que requirió una larga investigación, estas omisiones acaban lastrando el impacto y la inspiración que pretende despertar en el público.
Copa 71 es una coproducción entre las británicas New Black Films y Dogwoof, que también gestiona los derechos internacionales, y la estadounidense Westbrook Studios.
(Traducción del inglés)
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