VENECIA 2023 Semana Internacional de la Crítica
Crítica: Vermin: La plaga
por Elena Lazic
- VENECIA 2023: El primer largometraje de Sébastien Vaniček es más convincente como película de supervivencia que como alegoría social

Ahora que el cine de banlieue goza de un mayor reconocimiento y respeto en Francia, el "género" se encuentra en condiciones de evolucionar en términos de un conjunto más amplio de registros. Al tiempo que se producen todos estos cambios, Sébastien Vaniček ha decidido adentrarse directamente en el cine de género con Vermin: La plaga [+lee también:
entrevista: Sébastien Vaniček
ficha de la película], una película de supervivencia en la encrucijada de la acción y el terror que se ha proyectado como película de clausura de la Semana Internacional de la Crítica del Festival de Venecia de este año.
Tras un prólogo de lo más misterioso, la película se traslada a Les Arènes de Picasso, el arrabal de aspecto futurista en el que el joven Kaleb (Theo Christine) completa su colección de animales exóticos con la incorporación de una araña a la que llama Rihanna. Por lo demás, Kaleb es otro joven más de la banlieue —como muchos otros, trata de ganarse la vida mediante la reventa de zapatillas caras—. Es por eso que la inesperada mezcla de imágenes de la banlieue (las zapatillas, la ropa, la forma en que Kaleb se relaciona con las personas a las que conoce) y ese interés tan poco convencional —tal vez un poco friki— por las criaturas exóticas resulta tan refrescante. Sin embargo, este último aspecto parece más un cómodo recurso argumental que un rasgo creíble del personaje, y el hecho de que esté claro que la araña va a escaparse tarde o temprano hace que el fatídico momento sea menos impactante de lo que podría haber sido.
Kaleb tarda un tiempo en darse cuenta de que la araña se ha escapado y de que, además, es peligrosa. Mientras tanto, conocemos a varias personas de la vida del joven, personas que parecen más portavoces de ciertas ideas y temas que verdaderos seres humanos. Una de ellas es su hermana Manon (Lisa Nykaro), que quiere vender el piso que acaban de heredar porque no pueden permitirse reformarlo. Pero Kaleb se niega a abandonar el lugar que alberga todos los recuerdos que guarda junto a su madre, haciéndose eco del dilema de una generación que creció en la banlieue y ahora se ve obligada a abandonarla. Lila (Sofia Lesaffre) es "agente municipal", es decir, un tipo de policía con poco poder en la práctica, lo cual, por supuesto, contribuirá al posterior comentario de la película sobre el lugar que ocupa la policía en la banlieue. Los planos del romance y el drama personal se manifiestan de una forma igualmente amplia, y prueba de ello es el conflicto entre Kaleb y su mejor amigo —blanco— de la infancia (Finnegan Oldfield), con el que una vez soñó con abrir un zoo lleno de animales exóticos.
Así pues, las sorpresas de la película no residen en la propia historia o en su significado más amplio —el término "parásitos" (cuya traducción al francés da nombre a la película) hace referencia tanto a las arañas que se multiplican rápidamente como a la gente de la banlieue, según algunos políticos franceses de derechas—, sino en los elementos que la convierten en una película de género. Vaniček y el coguionista Florent Bernard logran un satisfactorio crescendo del terror a medida que el grupo de amigos descubre progresivamente el alcance de la invasión. El edificio no tarda en llenarse de telarañas y los vecinos —tanto los amigables como los que no lo son tanto— van sucumbiendo uno a uno a las picaduras mortales de los animales. El dividido equipo se ve obligado a unir fuerzas para sobrevivir, y naturalmente no todos lo hacen, pero la película se aleja de lo convencional en su elección de los supervivientes. El director de fotografía Alexandre Jamin crea una atmósfera espeluznante y unos planos dinámicos que transmiten a la perfección la intensa sensación de pánico e impotencia de los amigos, de manera que los espectadores con tendencias aracnofóbicas tendrán sin duda la sensación de que una serie de diminutas patas peludas corretean por su piel. El estilo recuerda en ocasiones a la intensidad de películas como Redada asesina (The Raid), de Gareth Evans, o Attack the Block [+lee también:
tráiler
ficha de la película], de Joe Cornish, pero acaba por mantenerse en un registro más realista y de supervivencia en última instancia. Aunque el comentario social que conlleva su ambientación constituye una gran novedad, en realidad este no es el punto fuerte de la película, y es que Vermines destaca como una película de monstruos de bajo presupuesto —y de no tan bajo— hecha con maestría.
Vermin: La plaga ha sido producida por las francesas My Box Productions y Tandem Films. Las ventas internacionales corren a cargo de Charades y WTFilms, y Tandem Films se encargará de la distribución de la película en Francia.
(Traducción del inglés)
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