TORONTO 2023 Special Presentations
Crítica: Shoshana
por Savina Petkova
- El prolífico director inglés Michael Winterbottom entrega un thriller de época ambientado en el Mandato británico de Palestina

Tras su documental Eleven Days in May [+lee también:
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ficha de la película] (2022), sobre el bombardeo de Gaza, el director ganador del BAFTA Michael Winterbottom vuelve con una película de época. Estrenada en la sección Special Presentations del Festival de Toronto, Shoshana [+lee también:
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ficha de la película] es un thriller político ambientado en Tel Aviv en 1938. Para aquellos que no estén familiarizados con la historia de Palestina e Israel, la película ofrece una abundante contextualización en forma de noticiarios y recapitulaciones mediante voz en off. La voz pertenece a Shoshana Borochov (Irina Starshenbaum, conocida principalmente por Leto [+lee también:
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entrevista: Ilya Stewart
ficha de la película], de Kiril Serebrennikov), hija de uno de los fundadores del sionismo, Dov Ber Borochov. Sin embargo, sus orígenes no son un rasgo definitorio, sino un simple trasfondo, ya que la película pretende ser un estudio de personajes más que un drama histórico al uso. Esta intención se hace evidente tanto en el título de la película como en el tiempo que pasamos con Shoshana en pantalla, aunque la protagonista acaba siendo simplemente uno de los muchos peones de la partida de ajedrez político que definió la historia a partir de los años cuarenta.
Nadie está a salvo en el Mandato británico de Palestina. Las tensiones no paran de aumentar y los bombardeos son una realidad cotidiana, lo que provoca actos más drásticos por parte de los británicos, personificados por el agente de policía Geoffrey Morton (Harry Melling). Como nuevo jefe de policía de Tel Aviv, su misión es encontrar al poeta Avraham Stern (Aury Alby), líder de la organización paramilitar Irgun, cueste lo que cueste. El espionaje, la traición y la tortura son parte integral de la trama de Shoshana, por mucho que el subordinado de Morton, Thomas Wilkin (un intenso Douglas Booth), los deteste. Curiosamente, Wilkin (y no su amor secreto, Shoshana) es el único personaje que no se ve comprometido por los giros de la película.
La capacidad narrativa del prolífico director inglés es innegable: Shoshana no solo es contextualmente rica, mostrándose segura de su visión política, sino que también demuestra un gran conocimiento de las convenciones del género. El hecho de que no se apoye demasiado en los tópicos del thriller, aunque esto hubiera dado lugar a una historia más entretenida, quizá tenga que ver con su compromiso con la historia. Tratándose de una película sobre las tensiones entre las poblaciones palestina y judía, alimentadas por las autoridades británicas, Shoshana está sometida a mucha presión para contar bien la historia. La interpretación de Starshenbaum aporta cierta ligereza a un personaje que puede convertirse fácilmente en un peso muerto una vez cumple su propósito narrativo, y la magnética presencia de la actriz rusa logra avivar incluso las escenas de procedimiento más áridas.
Por otra parte, el elemento más sorprendente de Shoshana es la incipiente historia de amor entre la protagonista y Wilkin, un británico reconvertido en ciudadano de Tel Aviv. Winterbottom, junto con sus coguionistas Laurence Coriat y Paul Viragh, planta la semilla de un romance desafortunado en medio de maquinaciones políticas y traiciones, un movimiento que añade dinamismo a las partes históricas más aburridas de la película. Sin embargo, al igual que ocurre con los temas recurrentes del thriller, los matices melodramáticos de la película nunca se exploran en profundidad, tal vez para no interferir con la “seriedad” de la historia; una decisión sensata, pero que priva a la cinta de mayor vivacidad. Como documento histórico y película de época, Shoshana encaja a la perfección con su ritmo controlado y sus emociones contenidas. No obstante, deja a su protagonista homónima varada a medio camino, una decisión que está justificada para dejar espacio a una visión más amplia del relato, pero que resulta frustrante y deja al público con ganas de más. Eclipsar a un personaje principal tan complejo como Shoshana solo refuerza el deseo de experimentar ese momento histórico decisivo a través de sus ojos, durante más tiempo, aunque sepamos cómo se desarrolla ese conflicto en la actualidad.
Shoshana es una producción de Revolution Films (Reino Unido) y Bartlebyfilm (Italia). UTA Independent Film Group se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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