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TORONTO 2023 Centrepiece

Crítica: Kanaval

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- El primer largometraje de Henri Pardo es una cautivadora historia sobre el trauma y la migración

Crítica: Kanaval
Rayan Dieudonné en Kanaval

La ópera prima de Henri Pardo, titulada Kanaval y estrenada mundialmente en la sección Centrepiece del Festival de Toronto, donde ha recibido el premio Amplify Voices al mejor largometraje canadiense BIPOC y una mención honorífica al mejor largometraje nacional (leer la noticia), narra las aventuras y tribulaciones de Rico (Rayan Dieudonné), un niño que vive en una pequeña ciudad portuaria de la costa de Haití, antes de que un acontecimiento traumático les obligue a él y a su madre, la maestra de escuela Erzulie (Penande Estime), a huir a Quebec.

Este cautivador drama sobre el paso a la edad adulta, centrado en las experiencias de la diáspora, está ambientado en 1975, y el principal conflicto de la historia surge durante la celebración anual del carnaval. A pesar de las advertencias de su madre, Rico se escapa por la noche para sumergirse en la vibrante atmósfera del carnaval haitiano. Cuando regresa a casa, el joven observa a escondidas cómo un grupo de soldados agrede a su madre embarazada, acusándola de difundir propaganda comunista en su clase. El asalto es tan brutal que Erzulie pierde a su hijo.

En términos generales, Pardo escribe y dirige una historia entrañable sobre el trauma y el desplazamiento. Rico y Erzulie se ven obligados a adaptarse a su nuevo entorno, un lugar donde recibirán apoyo pero también mucho odio, ya que serán víctimas de distintas formas de discriminación, racismo y, en el caso de Rico, acoso escolar.

Por su parte, Erzulie es incapaz de sobreponerse a la pérdida de su hijo y parece una bomba de relojería a punto de estallar. Inevitablemente, Rico es víctima de su tensión y empieza a sufrir un sentimiento de soledad. Además, se siente desconectado de su vida anterior en Haití y comienza a desarrollar su propio mundo imaginario.

El “refugio” onírico de Rico, que confiere a la película ciertos matices de realismo mágico, es el Kanaval, cuyas vibraciones coloridas (aunque misteriosas y ligeramente inquietantes) lo acompañan a lo largo de la historia. El “amo” de este mundo es el amigo imaginario de Rico, Kana, una criatura mitad humana y mitad animal, que actúa como guía y empatiza con la percepción de Rico, que cree estar rodeado de “alienígenas”. De hecho, así es como se refiere a los habitantes de la pequeña comunidad rural en la que acaba viviendo.

A pesar de los esfuerzos de una pareja que los acoge en su casa, Cécile (Claire Jacques) y Albert (Martin Dubreuil), Rico lucha por encontrarle un sentido a su nueva vida, en un lugar donde la caza es uno de los principales pasatiempos, el clima es duro y los niños de su edad son poco amistosos, por no decir falsos.

El cliché del amigo/mundo imaginario no destaca por su originalidad y se ha convertido en un elemento habitual en muchos dramas iniciáticos con protagonistas atormentados. Sin embargo, en este caso funciona bastante bien y encaja de forma orgánica dentro de la narración. Aunque estas escenas están bien filmadas por el director de fotografía Glauco Bermúdez, algunos elementos de este mundo (así como la aparición de Kana) se presentan mediante un CGI no tan impecable.

Por suerte, este fallo técnico no afecta demasiado al impacto emocional de la película, que sigue resultando sincera. Por último, cabe destacar el convincente trabajo de Dieudonné. A pesar de su juventud, consigue dotar al personaje de Rico de un encomiable equilibrio entre ternura, espíritu rebelde y orgullo.

Kanaval es una producción de la canadiense Yzanakio y la luxemburguesa Wady Films.

(Traducción del inglés)

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