SAN SEBASTIÁN 2023 Competición
Crítica: Puan
por Júlia Olmo
- Los argentinos María Alché y Benjamín Naishtat presentan una tragicomedia con carga política sobre el sentido y la pérdida de los ideales
Marcelo ha dedicado su vida a la enseñanza de filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Cuando el profesor Caselli, su mentor y amigo, muere inesperadamente, Marcelo asume que heredará la posición de titular de Cátedra que ha quedado vacante. Lo que no imagina es que Rafael Sujarchuk, un carismático y seductor colega, regresará de su pedestal en las universidades europeas para disputar el puesto que ha quedado vacante. Los esfuerzos de Marcelo por demostrar que es el mejor candidato desencadenarán un divertido duelo filosófico, mientras su vida y el país entran en un espiral de crisis y caos. Esta es la historia que cuenta Puan [+lee también:
tráiler
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ficha de la película], dirigida y escrita por María Alché y Benjamín Naishtat, protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Marcelo Subiotto, y presentada a competición en el 71.° Festival de San Sebastián.
La película se centra en la historia de ese dúo protagonista, el profesor torpe e idealista y el cínico triunfador, de esa generación que quiso cambiar el mundo y el mundo les cambió a ellos, lo que fueron y lo que son ahora. Desde ahí, se refleja el mundo de la universidad pública actual, sus estereotipos (que por algo lo son), sus dinámicas internas, sus problemas, sus relaciones de poder, sus clásicos enfrentamientos y egos, su trasfondo político y social, sus nuevas generaciones. “Puan” (el nombre de la famosa universidad que da título al filme, clave en los movimientos estudiantiles y revolucionarios de Argentina) también es una perfecta representación de lo que es la vida, de su funcionamiento, sus vaivenes, sus conflictos, sus luchas y su desorden. La película habla así del idealismo y su pérdida, de las derivas neoliberales de la sociedad, del sentido de lo que hacemos, por qué decidimos dedicar nuestro tiempo a un oficio o a una tarea (más allá del dinero), de la importancia de la educación, de lo que nos separa y lo que nos une a unos con otros, de la distancia y la coherencia entre pensamiento y acción, de las apariencias y las sorpresas que a veces nos depara la vida.
La forma de contar de los directores tiene gracia e ingenio. Una de sus grandes bazas está en su sentido del humor, entre la ironía, el absurdo y el costumbrismo, en las divertidas y a veces patéticas y desconcertantes situaciones que plantean y que retratan con acierto a sus personajes, especialmente, las dedicadas a Sujarchuck (como cuando aprovecha para alardear de su alemán intelectual en el acto de homenaje al profesor fallecido y al que apenas conocía). Ese carácter tragicómico está muy presente en la película, pero poco a poco también se va revelando más explícitamente su carga política y su lado intimista. Todo ello fluye con naturalidad y sencillez, sin imposturas ni grandes artificios. La relación entre ese dúo protagonista también se narra con humanidad, de su enfrentamiento a su capacidad de empatizar con el otro, y Sbaraglia y Subiotto están magníficos en ese duelo interpretativo, hacen creíbles sus personajes, sus comportamientos y sus torpezas nos resultan cercanas.
Puan es una película grata de ver, divertida y comprometida, que funciona como comedia, drama y cine político, la crónica de una derrota y la dignidad que puede haber en ella, y con ello, una reflexión agridulce sobre el sentido y la crisis de los ideales, sobre los vaivenes del comportamiento humano.
Puan es una coproducción entre Argentina, Italia, Alemania, Francia y Brasil de las compañías Pasto Cine, Pucara Cine, Kino Produzioni, Pandora Filmproduktion y Atelier de Production y Bubbles Project, junto con la estadounidense Infinity Hill. De las ventas internacionales se ocupa Luxbox.
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