SAN SEBASTIÁN 2023 New Directors
Crítica: Last Shadow at First Light
por Alfonso Rivera
- En la melancólica y sensible ópera prima de la singapurense Nicole Midori Woodford, una coproducción entre Asia y Eslovenia, los apenados personajes centrales a veces ven fantasmas
La singapurense Nicole Midori Woodford ha escrito, dirigido y editado los cortometrajes For We Are Strangers, Waiting Room, Tenebrae y Permanent Resident, seleccionado en Clermont-Ferrand y Busan. En 2021 dirigió The Excursion, episodio para la miniserie de HBO Asia Folklore y ha sido alumna de Berlinale Talents, Asian Film Academy, Torino Film Lab y Talents Tokyo. Last Shadow at First Light [+lee también:
tráiler
ficha de la película] es su primer largo, estrenado mundialmente en el 71.º Festival de San Sebastián, dentro de la sección New Directors.
En este film presenta a Ami (interpretada por la jovencísima Mihaya Shirata), una chica que vive en Singapur con su padre, cuida de su abuela enferma y, sobre todo, echa de menos a su madre, a la que perdió cuando era una niña. Por eso escucha todo el tiempo cintas de casete con grabaciones de su voz y si alguien se acerca a tocarlas brota dentro de ella la mayor rabia y agresividad. Y es que siente, intuye, que su madre sigue viva (hasta llega a creer verla), aunque su progenitor intenta quitarle esa idea de la cabeza.
Pero Ami es tozuda y tenaz, y por fin logra viajar a Japón para conocer in situ los lugares devastados por un tsunami en 2011. Allí le espera su tío (encarnado por el veterano actor japonés Masatoshi Nagase), hombre taciturno, abatido e introvertido, también atravesado por el dolor de la pérdida, que al principio la recibirá con hostilidad y poco cariño.
Lo que sigue es un peregrinaje por lugares donde se palpa la desolación de la destrucción, la sombra de la muerte y el dolor postraumático tras la tragedia colectiva. Last Shadow at First Light es un delicado, melancólico y sensible film sobre la psicología de la perdida y la aceptación de la muerte de los seres queridos, esos que, como asegura uno de los personajes, “siguen viviendo dentro de nosotros mientras les recordamos”.
Además, la suerte y el azar juegan un papel importante en esta película con destellos fantásticos donde los supervivientes de una catástrofe se preguntan “¿Por qué yo me salvé y otras personas no?” Este trauma que también planteaba la película Sin miedo a la vida (Fearless, 1993), de Peter Weir, donde Jeff Bridges superaba un accidente aéreo, llegó a oídos de esta cineasta a través de las palabras de su abuela, que sobrevivió a la bomba atómica de Hiroshima.
Estamos pues ante un film muy personal donde los silencios propios de la cultura japonesa quedan reflejados en la contención gestual de unos actores que deambulan por escenarios estremecedores, fantasmales y escalofriantes, como ese lugar desde donde antes se podía ver el mar y ahora sólo se oyen las olas lejanas: gigantescos muros de hormigón las ocultan, evitando así que un hipotético nuevo maremoto provoque otra vez un dolor colectivo difícil de borrar.
Last Shadow at First Light es una producción de la compañía singapurense Potocol, junto a las japonesas Fourier Films y Cogito Wars y la eslovena Studio Virc.
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