Crítica: Les poings serrés
por Aurore Engelen
- El cineasta belga Vivian Goffette presenta un drama desde el punto de vista de un niño que trata cuestiones muy contemporáneas

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ficha de la película], el segundo largometraje de Vivian Goffette, se estrenará a nivel mundial en la sección FIFF Première del Festival Internacional de Cine Francófono de Namur. Tras haber causado sensación en 2013 con Yam Dam, una primera película en torno a la inesperada historia de amor entre un veterinario de clase media atrapado en la monotonía y una joven burkinesa en busca de una vida mejor, el cineasta belga está de vuelta con un drama en el que se abordan ciertos temas de actualidad desde la perspectiva de un niño.
¿Es posible formarse como persona cuando se tiene a un monstruo como padre? Lucien (Yanis Frisch) es un niño solitario y silencioso. Vive aislado del mundo y de los demás, como si no pudiera soportar la carga que le supone ser diferente al resto, y lidia cada día con un profundo vacío que comparte con su madre y su hermano mayor. La muerte de su abuela paterna está a punto de desencadenar una onda expansiva que pondrá patas arriba su vida cotidiana. El funeral de la mujer va bien servido de tensión, y prueba de ello es el apelotonamiento de la policía y los medios de comunicación en torno a la entrada del cementerio. Cabe mencionar, no obstante, que la fallecida no es otra que la madre del enemigo público número uno: un asesino de niños que, a su vez, el padre de Lucien. Dicho padre (Laurent Capelluto), cuyas fotos se han arrancado de todos los álbumes familiares, ha sido borrado por completo de la historia de la familia. Sin embargo, a pesar de que el olvido ayuda tanto la madre (Lucie Debay) como al hermano (Paulo Schmit) de Lucien a superar el calvario que asedia a la familia, esta técnica no constituye un método efectivo para el pequeño de la familia, que ya no se ve capaz de seguir soportando ni la ausencia ni el secreto.
Lucien ya no puede contener más el odio hacia su padre, por lo que hace caso omiso del consejo de su madre —que ha cortado todo vínculo con el padre— y toma la decisión de volver a verle. Quiere creer que su padre se arrepiente con sinceridad de todo lo que hizo. No se atreve a ser una mera coartada para él. Es esta cuallidad de padre bueno y cariñoso —que afirma poseer para expiar sus crímenes— la que a Lucien le gustaría experimentar en primera persona. Quiere comportarse como un hijo para poder tener un padre. Es entonces cuando se pone en marcha un proceso ineludible de manipulación.
¿Se puede desvincular a un hombre de sus crímenes? Les poings serrés se sirve del recurso del cuento realista para abordar esta cuestión tan sumamente contemporánea al tiempo que nos proporciona una respuesta inequívoca. La historia se cuenta desde el punto de vista de un niño, de manera que los ojos de Lucien se convierten en la lente a través de la que poder observar y comprender la maldad y la ilusoria sinceridad del pervertido que el niño tiene como padre. La necesidad de amor y de una relación paternofilial afectuosa acaba por hacer que Lucien caiga en las controladoras garras de su padre, de manera que nos convertimos en testigos de una auténtica recreación de la historia del niño y el ogro.
Encontrar a los intérpretes adecuados era crucial para poder dar vida y sustancia a la historia. El joven Yanis Frisch, para quien este es su primer papel, resulta perfectamente convincente, ya que consigue transmitir todas las vacilaciones y malentendidos a través de la contención que tanto caracteriza a su personaje a lo largo de la obra. Laurent Capelluto, que asume el papel del monstruo, supera con creces el complicado reto de hacer creíble la seducción del joven Lucien y no dejar al público ninguna duda sobre sus intenciones al mismo tiempo. No hay ninguna clase de ironía dramática en la relación que se establece entre ambos. Desde el principio, queda bastante claro que Lucien se está metiendo en la boca del lobo, y todo ello a pesar de la reticencia que muestra su madre en todo momento. El objetivo de la película no es explorar el lado oscuro o los defectos del asesino, sino seguir la trayectoria de un niño al que no le faltan motivos para tirarse de los pelos al pensar en la relación con su padre. Este enfoque frontal de la historia puede resultar frustrante para algunos, ya que todas las pistas sobre el desenlace del viaje del joven héroe se desvelan al comienzo del largometraje. Sin embargo, las interpretaciones de los actores nos permiten acompañar al joven protagonista en este proceso de madurez prematura al que dan lugar los terribles acontecimientos.
Les poings serrés ha sido producida por Dragon Films y Lunanime. Lumière se encarga de la distribución de la película en Bélgica, y el estreno está previsto para el 14 de febrero.
(Traducción del francés)
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