Crítica: Man in Black
por David Katz
- El duro retrato documental de Wang Bing desnuda al compositor chino disidente Wang Xilin
Es probable que 2023 haya sido el año en el que muchos espectadores han pasado de ser curiosos a conocedores de Wang Bing, y no es que antes faltaran elogios para el formidable documentalista chino. Sin embargo, el hecho de que su estudio de tres horas y media sobre la explotación laboral en los talleres clandestinos, Youth (Spring) [+lee también:
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ficha de la película], tuviese su estreno en Cannes, ayudó sin duda a llamar la atención sobre su trabajo y su reputación (gracias al sello de “no te lo puedes perder” que conlleva un programa competitivo, en comparación con una sección especializada y secundaria).
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ficha de la película], cuya duración apenas roza los 60 minutos, y que se ha proyectado en otros eventos a lo largo del año, inaugurando Doclisboa y como parte de una retrospectiva de su carrera esta semana en el IDFA. Estas dos obras estrenadas en 2023 son paradigmáticas de su absoluto rigor cinematográfico y su compromiso con la historia de agitación ideológica de China a partir del siglo XX. Ambas películas también aportan ejemplos prácticos de enfoques poco convencionales de la no ficción, ya sea la atrevida y provocadora repetitividad de Youth (Spring) o la radical estilización de esta película, que se apoya en la música y los monólogos.
Presentando una auténtica unidad de personaje, tema y escenario, el cineasta observa al compositor chino de música clásica moderna Wang Xilin (cuya obra no es tan conocida entre los aficionados a este tipo de música), en los alrededores desiertos del teatro Bouffes du Nord de París. La directora de fotografía Caroline Champetier lo envuelve todo en una iluminación húmeda y marcada por el claroscuro, haciendo que el lugar parezca ruinoso y abandonado, cuando en realidad sigue siendo un espacio de actuación en funcionamiento.
Wang, su tocayo y amigo desde hace muchos años, conjura una intensidad asombrosa y salvaje mediante sus decisiones de dirección. Un plano inicial en bucle sigue a Wang Xilin mientras desciende desde los asientos del balcón del teatro hacia el escenario, situado en línea directa de visión con las butacas vacías. Filmado completamente desnudo, el artista interpreta una danza rítmica, curvando su cuerpo en una multitud de poses sumisas, evocando de forma inequívoca y precisa la tortura física que sufrió, como descubriremos más adelante.
En el tramo central de la película, el compositor se sienta frente a la cámara en uno de los pasillos desiertos y comienza un monólogo, sin indicios de un entrevistador o una voz fuera de campo, que parece pronunciar en un suspiro. Nos encontramos con una historia arquetípica para un ciudadano de la China continental de esa generación: un niño que supera una infancia pobre gracias a un temprano fervor ideológico, alistándose en el Ejército Popular de Liberación como adolescente para luchar en la Guerra Civil China. Poco después, se hace evidente su lugar en el nuevo colectivismo chino, con sus estudios de conservatorio y las composiciones de música militar y nacionalista durante los primeros años de su carrera. Sin embargo, posteriormente se desvió de la línea ideológica del partido al comienzo de la Revolución Cultural, lo que provocó su destierro a una sucesión de campos de trabajo y asilos. Con respecto a estos últimos, la fuerza de su ostracismo y castigo le provocó un completo colapso mental.
Mientras habla, con el ritmo de un canto entrecortado, sus sinfonías (inspiradas en el horror de estar enjaulado y en su carne quemada) se apoderan de la mezcla de sonido, a menudo ahogando su voz, mientras los subtítulos nos ayudan a seguir. Como broche final, el compositor interpreta una canción folclórica discordante en un piano de cola Steinway, acompañado de su propia voz de mando, todo ello mientras sigue desnudo. Aunque el documental es habitualmente un formato comprometido con la depuración de artificios, Wang Bing muestra de forma idiosincrásica, a través de una estética precisa y combinando la forma visual con el propósito temático, cómo podría transmitirse la verdad de otra forma.
Man in Black es una coproducción entre Francia, Estados Unidos y Reino Unido, producida por Gladys Glover, Le Fresnoy, Louverture Films y Goodman Gallery. Asian Shadows se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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