Crítica: Sóc filla de ma mare
por Júlia Olmo
- Laura García Pérez presenta un emotivo y hermoso documental en el que reconstruye sus recuerdos para reflexionar sobre las relaciones entre pasado y presente

“Tiré muchísimas fotos, a la basura. Pero no me arrepiento en absoluto de haberlas tirado, es algo que es normal, la gente se deshace de recuerdos que no le aportan nada bueno. Es más, yo creo que las tendría que haber tirado antes. Pasaron por lo menos 15 años, como si fuera esto una familia”. Así comienza Sóc filla de ma mare, el documental de Laura García Pérez (en el que la directora también es protagonista), ganador del Premio al Mejor Largometraje Documental en el Festival Alcances 2023 y mención especial de la sección Òrbites de Cinema Jove y que ahora se presenta en la Sección Oficial Nacional de L’Alternativa – Festival de Cinema Independent de Barcelona. Al tiempo que se pasan fotografías de la infancia de la directora, esta le pide a su madre que reconozca que tiró parte de ellas cuando le dijo que estaba preparando un documental sobre su padre, al que lleva más de diez años sin ver.
La madre de Laura García Pérez empezó a grabarla desde pequeña. Muchos de esos vídeos familiares en los que la directora sale de niña o adolescente cantando, bailando, saludando a cámara o contando cosas de su día a día estaban dirigidos a su padre, que pasaba gran parte del año fuera del país por trabajo. Fue el modo que encontró su madre para que este la viera crecer durante los años en que estuvieron juntos, antes de que se divorciaran y desapareciese definitivamente de sus vidas. Ahora, tiempo después, junto a su madre y su abuela (que también aparecen en esas grabaciones), la directora reconstruye esos recuerdos para reflexionar sobre su propia identidad, para entender quién es a través de ese pasado. Desde ahí, a través de la revelación de esa intimidad, el documental aborda cuestiones interesantes como la influencia de la herencia en la formación de esa identidad, el significado de la familia, los vínculos que la conforman y los misterios que encierra, el peso del pasado en el presente, el paso del tiempo y lo que este hace con nosotros, cómo algunas ausencias llegan a ocupar más que algunas presencias, cómo llegamos a convertirnos en las personas que somos.
La forma de contar de la directora, directa, sencilla y delicada, a través del cruce entre ese material del pasado (las fotografías y videos de su infancia y adolescencia) y grabaciones actuales en las que las protagonistas se preguntan en primer plano por ese pasado, es acertada para llegar al tono que busca, para profundizar con sinceridad y ternura en esa intimidad, para reflejar o trata de desentrañar las emociones y los sentimientos que hay detrás de esas imágenes y de los rostros que aparecen en ellas. También es interesante cómo se utiliza esa forma para llegar al fondo, cómo a través de esa reconstrucción subjetiva de los recuerdos se crea todo un espacio de la memoria sentimental, y, de ese modo, cómo el documental se convierte también en una lúcida reflexión sobre la propia esencia y sentido del mismo, sobre la capacidad del cine de captar esa memoria, de retener las imágenes que borrará el tiempo para poder regresar a ellas.
En Sóc filla de ma mare, Laura García Pérez consigue lo que pretende, una indagación honesta y emotiva en la propia memoria sentimental, cuya belleza procede de esa sinceridad con lo narrado. Con ello, el documental termina siendo una interesante y hermosa reflexión sobre las relaciones entre pasado y presente, sobre las heridas que nos marcan y arrastramos a lo largo de la vida y cómo ese pasado nos puede ayudar a reconciliarnos con nuestro presente.
Sóc filla de ma mare es una producción de Tarannà Films.
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