BLACK NIGHTS 2023 Rebels with a Cause
Crítica: Five and a Half Love Stories in an Apartment in Vilnius, Lithuania
por Līga Požarska
- El director lituano nacido en Estados Unidos Tomas Vengris disecciona múltiples microdramas románticos que tienen lugar en un Airbnb en Vilna

El segundo largometraje de Tomas Vengris (Motherland [+lee también:
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ficha de la película], que acaba de estrenarse mundialmente en la sección Rebels with a Cause del Festival Black Nights de Tallin, es una antología melancólica que conecta y entrelaza los destinos de distintas personas. Dividida en cinco capítulos, que llevan por título citas de sonetos de Shakespeare, la película sigue las aventuras románticas que ocurren en un Airbnb del centro de Vilna. Los cuatro primeros capítulos se centran en los problemas de los huéspedes, mientras que el último pone el foco en la limpiadora, Jolanta (Velta Žygure), cuyas apariciones silenciosas sirven para marcar los intermedios.
Desde el plano inicial, es evidente que el edificio se está derrumbando lentamente. Cada historia añade una grieta a las paredes moradas, mientras el piso se convierte en una prueba física del efecto acumulado de las emociones humanas. El ritmo refleja la continuidad y el carácter cíclico de las turbulencias en unas vidas aparentemente ordinarias.
A pesar de presentar diferentes matices, todos los capítulos tratan de las emociones románticas, el rechazo y el arrepentimiento. Los dos primeros episodios abordan el creciente hastío entre los cónyuges, despertando deseos reprimidos que rozan la infidelidad. La película comienza en un tono divertido y lúdico, con Meghan (Valene Kane), una mujer irlandesa, organizando una despedida de soltera para su hermana pequeña y enamorándose del stripper Mykolas (Marijus Mažūnas) tras una videollamada bastante reservada con su marido, lo que nos permite vislumbrar un atisbo de temeridad por su parte.
El segundo capítulo, en el que la pareja de israelís Issa (Yiftach Klein) y Galia (Hadar Ratzon Rotem) se enfrentan a problemas de fertilidad mientras investigan la historia familiar de Galia, relacionada con el Holocausto, es compleja y poderosa. Sus complicadas dinámicas contrastan con las de una apasionada pareja que se aloja en el piso de arriba, cuya historia secundaria se revela posteriormente como un caso de violencia doméstica. Con su densidad compacta y sus múltiples capas, este episodio es el que más se aproxima a un cortometraje independiente.
Los temas subyacentes del tercer y cuarto capítulo son el mimetismo y la búsqueda de validación. Estos episodios también introducen personajes desagradables. El tercer episodio, protagonizado por el DJ húngaro Philip (Géza Röhrig), que trata de reavivar la chispa con su exnovia lituana, antes de entrar en una especie de limbo etílico, representa el machismo tóxico en la pantalla. El personaje de Philip parece poco desarrollado, apenas una caricatura, dejando al espectador indiferente o, en el mejor de los casos, ligeramente molesto.
El cuarto fragmento, en el que el stripper Mykolas regresa al piso para impresionar a su interés romántico, el arrogante Jonas (Skomantas Duoplys), resulta agridulce y añade cierto sentimentalismo a la película. Sin embargo, la llegada de una dulce pareja de ancianos polacos, Pavel (Juliusz Krzysztof Warunek) y Agata (Magdalena Celówna-Janikowska), acaba desenmascarando a Mykolas.
La partida de Pavel y Agata nos lleva a la parte final de la película, donde conocemos más sobre Jolanta y su historia, aportando un final conmovedor y emotivo a esta antología.
Algunas conexiones entre las historias son orgánicas, como el regreso de Mykolas y los interludios de Jolanta, mientras que otras parecen más forzadas. Lo que realmente conecta todas las historias es el apartamento, que emerge no solo como un escenario crucial, sino también como un personaje en sí mismo, que sirve de recipiente para las frustraciones contenidas de los protagonistas. La cámara del director de fotografía Jurģis Kmins (Songs for a Fox [+lee también:
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ficha de la película]) presta una atención meticulosa a los detalles. Los primeros planos y los planos detalle muestran sutiles gestos faciales, objetos mundanos y efectos personales. A menudo, la acción se filma desde otra habitación, lo que crea una sensación de distancia y voyeurismo. Otras perspectivas inusuales (desde detrás de una silla, a través de puertas semicerradas, desde la superficie de la cama o el suelo, o desde la ventana) contribuyen a reforzar aún más la emoción del espionaje en el espectador.
Five and a Half Love Stories in an Apartment in Vilnius, Lithuania es una coproducción entre la lituana Studio Uljana Kim, la irlandesa Tiger Darling Production y la letona Locomotive Productions. Alief se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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