16/11/2023 - La actriz alemana Aylin Tezel debuta como directora y guionista con una historia con bastantes clichés sobre el amor y las conexiones efímeras en la juventud

“Siempre nos quedará la Isla de Skye” es una frase, inspirada en una película clásica de Hollywood, que podría haberse pronunciado en Nuestro momento perfecto [+lee también:
entrevista: Aylin Tezel e Yvonne Wellie
ficha de la película]. Kira (interpretada por la directora Aylin Tezel) e Ian (Chris Fulton) son dos protagonistas obscenamente fotogénicos que pasan juntos una noche de conexión y química, pero que no llega a consumarse, como en otro referente del cine romántico, Antes del amanecer. Sin embargo, mientras que la película de Linklater se deleitaba con las palabras y la charla discursiva como alimento del amor, Tezel prefiere montajes rápidos de su pareja paseando y abrazándose en calles desiertas bajo la luz de las farolas, meros significantes de un vínculo espontáneamente apasionado, sin nada detrás.

Tezel ha desarrollado una exitosa carrera como actriz, primero en Alemania y ahora en el Reino Unido, después de participar en Scrapper [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película], que triunfó en Sundance este año. Falling Into Place, estrenada en el Filmfest Hamburg y proyectada posteriormente en la competición de óperas primas del Festival Black Nights de Tallin, parece diseñada para hacer alarde de sus dotes como cineasta y narradora, mientras ofrece una interpretación igualmente dinámica frente a la cámara. Aunque la película está contada desde el corazón, especialmente cuando se materializan las caras más oscuras y destructivas de los protagonistas, la historia no termina de resultar creíble como un romance escrito con un conocimiento profundo de las debilidades humanas y carece de originalidad y frescura, especialmente en relación con otras películas realizadas para su estreno en cines, a diferencia de un drama amoroso que podría verse en televisión o en alguna plataforma.

Kira e Ian se han mudado al extremo noroeste de Escocia desde Londres por motivos similares: cada uno huye de una relación rota o en declive, aunque Ian también tiene delicados asuntos familiares que atender, con su padre enfermo y su hermana mentalmente vulnerable. Tras cruzar miradas en un pub, saltan chispas entre ambos, antes de que Kira decida poner fin a su relación al darse cuenta del parecido de Ian con su ex, Aidan (Rory Fleck-Byrne), tanto en temperamento como en apariencia (de hecho, es sorprendente lo similares que son sus rasgos faciales y su estilo a la hora de vestir). Sin embargo, tenemos la sensación de que el guion de Tezel está atrapado en un terreno trillado cuando Kira reflexiona, en un lenguaje inocente, propio de alguien mucho menos sofisticado que ella, sobre cómo repetimos nuestros peores impulsos en la vida y en el amor, a pesar de ser conscientes del dolor que nos provocan.

El resto de la película está ambientada en Londres, donde observamos sus vidas vacías como diseñadora teatral, en el caso de Kira, y como cantautor aún menos exitoso en el de Ian. La historia concluye con el reencuentro final entre ambos, como podemos sospechar rápidamente. Tezel es capaz de transmitir una crudeza impresionante en su actuación, a medida que entendemos la profundidad de sus desafíos emocionales y la proyección de sus inseguridades, primero en Aidan y luego en un variado grupo de potenciales parejas (aunque este elemento se representa de una forma bastante afirmativa y sexualmente positiva). Su dirección logra mantener ocasionalmente un tono adecuado y nos hace partícipes de la vergüenza y el ardor de ciertos intercambios tensos entre los personajes, pero finalmente esto resulta demasiado intermitente a lo largo de la excesiva duración de la película.

Nuestro momento perfecto es una producción de las alemanas Weydemann Bros y Compact Pictures. Global Screen GmbH se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)