email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

BLACK NIGHTS 2023 Competición Óperas primas

Crítica: Giant’s Kettle

por 

- La ópera prima de Marku Hakala y Mari Käki es un experimento entusiasta y significativo que combina el retrofuturismo, una fábula oscura y una historia de amor

Crítica: Giant’s Kettle
Kirsi Paananen (centro) y Henri Malkki en Giant's Kettle

Es difícil no admirar proyectos llevados a término solo por el entusiasmo de sus creadores. Giant’s Kettle [+lee también:
entrevista: Markku Hakala y Mari Käki
ficha de la película
]
, dirigida por los cineastas finlandeses Markku Hakala y Mari Käki, es una de esas películas capaces de dejar sin argumentos incluso al crítico más feroz. Hecha con auténtico entusiasmo a lo largo de varios años, casi sin presupuesto y con un equipo muy reducido, lleva con orgullo la medalla de proyecto pasional. La película se estrenó en la Competición de óperas primas del Festival Black Nights de Tallin.

En una sucesión de escenas estáticas de una sola toma y sin diálogos, el dúo de directores trata de contar la atemporal historia de los altibajos de una incómoda pareja que intentan llevarse bien consigo mismos, con los demás y con un mundo que avanza hacia la decadencia. Él (Henri Malkki) es un ingeniero de fabricación con grandes ideas y ambiciones, pero sin los medios ni la suerte para cumplirlas. Ella (Kirsi Paananen) es una tímida y torpe académica a la sombra de sus compañeros hombres. Ambos se conocen en un encuentro casual casi desastroso, se casan, tienen un hijo (Atte Vuori), pero no hay un "fueron felices y comieron perdices" en este oscuro cuento de hadas, ya que el mundo que les rodea cambia rápido y a peor, afectando a su relación en el proceso.

El estilo por el que optan Käki y Hakala (este último también es el guionista, el director de fotografía y el montador) podría calificarse como un retro-futurismo muy elaborado. Las influencias que se aprecian van desde las antiguas películas de fantasía mudas en blanco y negro hasta los grandes nombres soviéticos como Andrei Tarkovsky, el difunto Aleksei German Sr y Roy Andersson, los experimentos de Guy Maddin con la ciencia ficción retro, el terror y la fantasía, e incluso Kim Ki-duk, ya que el único sonido "hablado" de la película es un grito. La dirección de fotografía de Hakala se centra en composiciones precisas y juega con la iluminación y el enfoque para ampliar la paleta de grises en blanco y negro a todo su alcance, desde mohosos tonos verdes hasta matices sepia. Su montaje también es significativo en cuanto al dramatismo, y el cambio entre pantallas negras y fundidos entre escenas es muy relevante.

Puesto que no hay diálogos, la interpretación debe ser físicamente muy expresiva, pero con cierta mesura, lo cual los actores respetan con gran habilidad. Además, la falta de diálogos requiere trabajo en el paisaje sonoro, repleto de sonidos aullantes durante la mayor parte de la obra, mientras que algo que podría calificarse de música no aparece hasta el final de la película.

Aunque la historia de la película es enternecedora y cercana, su estilo bastante experimental podría no atraer a todos los espectadores. Sin embargo, con sólo 71 minutos de duración, Giant's Kettle no se hace larga y demuestra que, aunque Markku Hakala y Mari Käki podrían ser considerados como cineastas aficionados, no han acabado haciendo películas por accidente.

Giant’s Kettle es una producción finlandesa de Hakala+Käki Film Company.

(Traducción del inglés por Claudia López Coloma)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy