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PELÍCULAS / CRÍTICAS Francia

Crítica: L'enfant du paradis

por 

- Salim Kechiouche firma un primer largometraje como director con medios limitados muy intenso y logrado, que él mismo protagoniza en un papel admirable

Crítica: L'enfant du paradis
Salim Kechiouche y Nora Arnezeder en L'enfant du paradis

"Eres una mala influencia, no confío en ti", "Todo el mundo está preocupado por ti, no cambiarás nunca.... Eres incapaz de dejar de mentir", "Siempre soy yo quien hace las preguntas. Y tú, en lugar de responder, te limitas a hacer el payaso". ¿Qué puede haber hecho Yazid, un famoso actor de casi 40 años de un barrio obrero, para generar tantas dudas en la gente que le rodea (desde su ex mujer a su nueva novia, pasando por su hermana)? Salim Kechiouche, que ha interpretado papeles secundarios destacados en varias películas de Kechiche —destaca Mektoub, My Love: Canto Uno [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
, y debutó hace 27 años en À toute vitesse (Gaël Morel), traza un retrato de lo más nítido en su primera película como director, L'enfant du paradis, de cuyo estreno mañana en los cines franceses se encargará La Vingt-Cinquième Heure Distribution). En esta sorprendente película, que se ha rodado con una economía de medios propia del cine de guerrilla, el cineasta hace gala de todo su carisma y talento como actor.

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"Es un tema delicado". A primera vista, parece que las cosas no pueden ir mejor para Yazid, que desde hace un año mantiene una relación lúdica y feliz con la también actriz Garance (Nora Arnezeder). Es cierto que la relación con su ex mujer (Naidra Ayadi) rebosa tensión a la hora de respetar el horario acordado para recoger a Hassan (Hassane Alili), su hijo de 16 años, los fines de semana, por no decir que también se producen roces de vez en cuando con viejos conocidos del barrio obrero donde creció y todavía vive su abuela. Pero Yazid tiene trabajo, una gira y, lo que es más importante —como pronto nos damos cuenta—, está intentando reformarse para sacar la mejor versión de sí mismo. Bajo su exuberancia despreocupada se esconde un hombre profundamente afectado por su historia familiar, un drogadicto que está limpio desde hace solo seis meses. Y es que Yazid, en realidad, camina por la cuerda floja...

En solo 72 minutos y a pesar de las limitaciones de un presupuesto escasísimo, L'enfant du paradis consigue dejar huella al seguir a su entrañable protagonista, rodeado de otros grandes actores (Pascale Arbillot, Zinedine Soualem, Kévin Mischel, Karimouche, Salif Cissé). La película, que ha sido rodada en primeros planos (con Jérémie Attard como director de fotografía), se abre paso como un relámpago e intercala escenas que podrían volverse explosivas de un momento a otro. La vida nocturna de París, el ambiente de los barrios más pobres y la compleja posición de las personas que escalan de una clase social a otra, el karma de los vínculos familiares y del pasado argelino (con vídeos de archivo del propio director)… Al aportar a su nítido retrato psicológico un toque de cine de género influenciado por el cine independiente estadounidense (todo ello envuelto por la bellísima banda sonora de Amine Bouhafa), Salim Kechiouche da unos primeros pasos muy prometedores como director, de manera que demuestra con autoridad que está más que preparado para asumir papeles protagonistas. La fuerza de una historia ambientada entre sombras fatalistas, de una obra en la que los personajes se alzan contra la melancolía, debería servir para inspirar a los financiadores del cine francés a interesarse más por los antihéroes que, tal y como Rocky, son en realidad cualquier cosa menos eso.

L'enfant du paradis ha sido producida por K-Rec Films.

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(Traducción del francés)

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