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IFFR 2024 Competición Tiger

Crítica: Moses

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- El nuevo largometraje de Jenni y Lauri Luhta contempla el nacimiento del monoteísmo a través de la historia del arte y una representación de la obra final de Sigmund Freud

Crítica: Moses
Jenni Luhta en Moses

Dos dedos extendidos, no entre Adán y Dios, sino entre Freud y Moisés, dos figuras prodigiosas de la tradición judaica con su propio mito, posando como si ellos mismos reinventaran la historia de la creación. Con la primera haciendo de Freud y el segundo de Moisés, los artistas multimedia finlandeses Jenni y Lauri Luhta recrean La creación de Adán de Miguel Ángel en su segundo largometraje, Moses [+lee también:
entrevista: Jenni Luhta, Lauri Luhta
ficha de la película
]
, que acaba de tener su estreno mundial en la Competición Tiger del Festival Internacional de Cine de Róterdam.

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La obra es lo que el IFFR denomina una “película conferencia-performance”, en la que Freud (una Jenni Luhta que transgrede el género) recita monólogos de su libro Moisés y la religión monoteísta (1939), intercalados con intervenciones sin diálogo por parte de un austero Moisés (Lauri Luhta). Tal y como se explora a lo largo de la película, Freud defiende la postura (a menudo polarizante) de que Moisés era un noble egipcio cuyas prácticas y conocimientos espirituales derivan de una especie de religión monoteísta egipcia extinguida. Esta afirmación se expande en una exploración más amplia del desarrollo del cristianismo y el miedo de Freud a la persecución por parte de la Iglesia católica.

Si aceptamos las normas de juego que presentan los Luhta, Moses emerge como un tratado exploratorio sobre el nacimiento del monoteísmo, al tiempo que provoca cierta frustración. Jenni Luhta pronuncia las palabras de Freud (traducidas del alemán original por Lauri Luhta) sentada en distintos lugares, con una transición fluida desde una habitación con un lienzo de fondo y una iluminación dura, como si estuviera expuesta en una vitrina de museo, hasta su despacho en Inglaterra, donde Freud vivió exiliado. Inspirándose en la técnica psicoanalítica de Freud del diálogo paciente-terapeuta, Freud y Moisés se sitúan en el punto de mira, aunque no se determina claramente quién es el paciente y quién el terapeuta.

Apoyándose en la iconografía de la historia del arte, desde estatuas hasta pinturas religiosas, los cineastas también incorporan capas de imágenes que acompañan los distintos pasajes, contribuyendo así al aspecto de “conferencia”. Por ejemplo, yuxtaponen la imponente figura de piedra del Moisés de Miguel Ángel de la iglesia romana de San Pietro in Vincoli con el busto de la reina egipcia Nefertiti. Teniendo en cuenta que las imágenes están casi totalmente descontextualizadas, el efecto de esta técnica acaba siendo menos dialógico que los propios monólogos interpretados, añadiendo principalmente un ambiente suplementario.

El aspecto interpretativo sigue siendo autoconsciente y ahí es donde los artistas ofrecen su mejor trabajo, aunque la expansión a la forma cinematográfica resulta a veces un tanto torpe. En un tema rebosante de discursos sobre la historización y relativización de los fenómenos sociorreligiosos, a veces Moses recurre simplemente a un efecto cinematográfico o a una superposición de arte para hacer avanzar el argumento. Aunque la película intenta establecer conexiones con elementos histórico-artísticos, por momentos la forma no parece tener pleno control sobre el contenido, ni aprovechar todas sus posibilidades.

Los elementos que más invitan a la reflexión son las diversas formas de transmitir la prosa, rechazando las dicotomías entre creencia y no creencia, entre mito y realidad. Con una barba blanca brillante y un semblante contemplativo, el Freud de Jenni Luhta a veces se parece físicamente más a Miyazaki que al célebre psicoanalista, pero pronto resulta evidente que esto forma parte del juego. Creer que se trata realmente de Freud significa aceptar una lectura pasiva y no interrogativa de su texto. Del mismo modo, el Moisés de Lauri Luhta rompe a menudo la cuarta pared para mirar fijamente al público, como retándole a elegir un bando. La construcción activa de ambas figuras imponentes es algo que tanto la historia como los Luhtas han hecho y siguen haciendo. ¿Quiénes son realmente y a quién le corresponde escribir “la verdad”?

Moses es una producción finlandesa, presentada por los propios Jenni y Lauri Luhta.

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(Traducción del inglés)

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