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BERLINALE 2024 Panorama

Crítica: The Visitor

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- BERLINALE 2024: Bruce LaBruce, transgresor y orgulloso de serlo, nos demuestra con su última y potente película que no ha perdido nada de su carga subversiva

Crítica: The Visitor
Bishop Black en The Visitor

Tras un breve pero intenso paso por el mundo de las producciones más "mainstream" —aunque hablar de mainstream en su caso sea definitivamente contra natura— con películas como Saint-Narcisse o Gerontophilia [+lee también:
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, el artista, fotógrafo y director canadiense Bruce LaBruce vuelve al underground con el fin de investigar los rincones más oscuros de nuestra sociedad neocapitalista en su último largometraje, The Visitor [+lee también:
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. En esta obra poderosa y violentamente queer, que fue presentada por primera vez como instalación durante la feria de arte Frieze de Londres en las oficinas de la productora a/political en Kennington, Bruce LaBruce lleva al público a enfrentarse a sus propios límites mediante escenas sexuales extremadamente directas y estéticamente electrizantes que dan paso a inesperados viajes sinestésicos. The Visitor, que se ha estrenado a nivel mundial en la sección Panorama de la 74.ª Berlinale, es una de esas películas inclasificables que dan en el clavo.

The Visitor es una nueva versión —en clave de porno queer británico— de Teorema (1968), la obra maestra de Pasolini. El enigmático visitante, protagonista de la película del director italiano, se transforma en la película de LaBruce en un refugiado (el increíble Bishop Black) que sale de una pequeña maleta abandonada a orillas del Támesis, en Londres. El mismo fenómeno misterioso tiene lugar en otros lugares de la ciudad. Vestido con harapos, el protagonista llega a la casa de una familia de clase media alta, donde la criada le hace pasar por su sobrino. Tras ser acogido en este espacio heteropatriarcal tradicional, el invitado seduce y se acuesta con todos y cada uno de los miembros de la familia. La familia se muestra libre de toda inhibición y dispuesta a derribar todos los tabúes, lo cual la lleva a experimentar una transformación radical desde el punto de vista sexual y espiritual.

Al utilizar el porno como herramienta política y desafiar al propio medio cinematográfico, la nueva película de LaBruce aborda sin filtros temas de actualidad tan controvertidos como la opresión del colonialismo británico, el puritanismo, el racismo, la xenofobia y el peso opresivo y asfixiante de la familia tradicional, blanca y acomodada. En The Visitor, estas cuestiones candentes se afrontan de frente, sublimadas a través de secuencias pornográficas que podrían describirse como éticas y militantes. El espectador se ve obligado a entrar en un mundo que tal vez nunca imaginó que existiera, un universo lascivo y catártico donde los tabúes se derriban a través del medio cinematográfico. Los diálogos, escasos pero definitivamente impactantes, desmenuzan las imágenes al tiempo que resaltan su carga política y subversiva. En este sentido, resultan especialmente eficaces y evocadores los lemas “Open borders, open legs” (“Fronteras abiertas, piernas abiertas”) o “Fuck for the many not for the few" (“Que nos follen a la mayoría, no solo a unos pocos”).

De una forma similar a lo que experimentaríamos si pasáramos una noche en las oscuras salas de los clubes clandestinos de Berlín (la banda sonora de Hannah Holland es sensacional en este sentido), The Visitor nos permite enfrentarnos a nuestros propios límites, aquellos que la sociedad heteropatriarcal neoliberal nos ha hecho ver como impensables. LaBruce nos sacude de nuestro letargo y reitera —a través de una saludable dosis de ironía y provocación—: "el porno es mi medio". Las películas de LaBruce están inextricablemente vinculadas al movimiento punk y a lo que posteriormente se denominó Queercore. Se trata de un cine que nunca cede al compromiso, un cine que transforma el acto sexual en un arma con la que imponer narrativas alternativas, antinormativas y decididamente queer.

En sintonía con lo que podría definirse como queer antisocial, LaBruce también reivindica el derecho de la comunidad queer a ser un "fracaso" (como diría Jack Halberstam), a ser violentamente extremos, antisociales y orgullosamente ambiguos. El protagonista de The Visitor podría verse como una figura mesiánica de salvación que empuja a los miembros de la familia a abrirse a un deseo que rechaza las interpretaciones psicologizantes, un viaje experiencial en el que experimentar el deseo hasta el punto de no retorno.

The Visitor ha sido producida por a/political, y Best Friend Forever se encarga de las ventas internacionales de la película.

(Traducción del italiano)

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