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BERLINALE 2024 Berlinale Special

Crítica: Sangre en los labios

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- BERLINALE 2024: Rose Glass se entrega totalmente en su primera cinta estadounidense, una combinación camp de thriller y romance lésbico con Kristen Stewart, Ed Harris y Katy O'Brian

Crítica: Sangre en los labios
Katy O'Brian y Kristen Stewart en Sangre en los labios

Si el debut de la directora británica Rose Glass, Saint Maud [+lee también:
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, era una película de terror tensa, disciplinada y centrada, su primera aventura en Estados Unidos, Sangre en los labios [+lee también:
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, que acaba de estrenarse en Europa en la sección Berlinale Special de la Berlinale, es su polo opuesto: un erótico romance lésbico, un thriller policíaco con elementos de fantasía horripilante y una declaración feminista que no evita el camp ni se toma demasiado en serio a sí misma. El resultado es un paseo desenfrenado que no alcanza el nivel artístico del primer largometraje de Glass, pero que tampoco tiene la intención de intentarlo.

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Lou (Kristen Stewart) trabaja en un gimnasio de una pequeña ciudad de Nuevo México en el año 1989. Este trabajo sin futuro le permite conocer a Jackie (Katy O'Brian), una culturista vagabunda que sueña con triunfar en Las Vegas. Ambas inician enseguida una apasionada relación amorosa, en la que Lou intenta ayudar a Jackie a conseguir su objetivo (que, a lo mejor, se convierte en el suyo también) dándole esteroides sin receta.

Pero la situación de Lou es mucho más complicada de lo que parece en un principio. Su padre, el señor del crimen local Lou Sr (un Ed Harris de pelo largo y amenazadoramente comedido, una delicia de ver) es el dueño del campo de tiro local donde Jackie consigue un trabajo como camarera después de tener sexo en el asiento trasero con el gerente del lugar, JJ (Dave Franco), que es también el marido abusivo de la hermana de Lou, Beth (Jena Malone). Cuando Beth acaba en el hospital con heridas graves, comienza una cadena de acontecimientos derivados del consumo excesivo de esteroides por parte de Jackie, que la vuelven frenética y extremadamente agresiva.

A partir de aquí, la película adquiere la forma de un thriller policíaco al estilo de los hermanos Coen, con los cadáveres que se apilan a través de inesperados y repentinos ataques de violencia y torpes intentos de esconder los crímenes y despistar a la policía, la cual está financiada por Lou Sr. También está el FBI, que le persigue pero que no tiene las evidencias suficientes para pillarlo.

La fotografía panorámica del director de fotografía Ben Fordesman capta la América de Glass como un lugar de sueños desechados, bares de mala muerte, polvorientas carreteras y espacio desérticos. En este ambiente, el romance de Lou y Jackie es crudamente sexual y subversivo, pero también desesperado, si no fuera por el imaginativo final de fantasía. El efecto que tienen los esteroides en el cuerpo de Jackie se muestra de una manera alucinógena que puede sugerir que es solo su percepción; pero si fuera “real”, encajaría con el espíritu campechano de la película, que se detiene justo antes de convertirse en una basura total. El control tonal de Glass es admirable.

Stewart, que sigue Adelante con el renacimiento de su carrera como actriz y la explosiva recién llegada de O'Brian encajan a la perfección: la desilusión y el cinismo de la primera encuentran al principio una adecuada contrapartida en el entusiasmo y la despreocupación de la segunda, pero a medida que su relación va cambiando y el comportamiento de Jackie se vuelve más errático, Stewart pasa a tener una actitud más afirmativa y resueltamente hermética.

Ambientada a finales de los años 80, la película muestra detalles de la época, afortunadamente sin sumergirse demasiado en la nostalgia sobreexplotada de la época que tuvo comienzo con Stranger Things. La variada partitura de Clint Mansell comienza con un tono que nos recuerda con su línea de bajo y sus acordes de sintetizador a los temas de suspenso de John Carpenter; sin embargo, conforme la película avanza, cambia y se vuelve completamente única.

La película no llega a ser muy profunda, pero lo compensa de sobra con su desenfrenado ímpetu cinematográfico, su audaz planteamiento temático y sus fascinantes personajes.

Sangre en los labios es una coproducción entre Reino Unido y Estados Unidos de A24, Lobo Films y Escape Plan.

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(Traducción del inglés por Joanna Sánchez Moya)

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