Crítica: Disco Afrika : Une histoire malgache
por Fabien Lemercier
- BERLINALE 2024: Luck Razanajaona coloca Madagascar en el mapa del cine mundial con un primer largo de ficción que pinta un retrato iluminador del clima borrascoso que reina en la isla

"Pasé mucho tiempo cavando para encontrar mi camino en las profundidades de la tierra. Ahora sé que el valor no yace entre las piedras, sino en las almas valientes que dieron su sangre por ti. Oh, Madagascar, mi patria, me esforzaré por ser digno de ti". Con Disco Afrika : Une histoire malgache, que ha sido presentada en la sección Generation 14plus de la 74.ª Berlinale, Luck Razanajaona lleva a "la isla roja" en la que nació a su primera participación en un gran festival internacional. Tras una fachada caracterizada por la sencillez, las auténticas raíces de la película le confieren un encanto puro, ya que traza un agudo retrato de las entrañas de una caótica situación político-económica en la que abunda el tráfico de seres humanos, en la que las peligrosas luchas democráticas no son nada nuevo.
El joven Kwame (Parista Sambo) y su amigo Rivo (Dominique Toditsara) remueven la tierra en busca de zafiros que les permitan marcharse a Francia, viajar por el mundo o volver a casa —a Tamatave— para comprar un gran terreno y construir una casa. Sin embargo, una redada policial echa por tierra todas sus esperanzas ("el terreno ha sido comprado extranjeros") y Rivo acaba perdiendo la vida. Kwame se siente responsable de la muerte de su amigo, y este sentimiento de culpabilidad le hace recordar la desaparición de su padre durante una protesta cuando él era solo un niño. Así, Kwame vuelve a casa con el ataúd de Rivo en un viaje de ocho horas en autobús en el que atraviesa una isla en llamas —a causa del conflicto postelectoral— y llena de manifestantes y milicias prodemocráticas que luchan por sus calles y carreteras.
De vuelta a casa de su madre (Laurette Ramasinjanahary), y tras encontrarse con el fotógrafo Babaa (Jérôme Oza) que formó parte del grupo musical Tout Puissant Africa Voice junto con su padre, Kwame busca trabajo y empieza a investigar acerca del pasado de su progenitor. La investigación de Kwame no tarda en repercutir en el presente, ya que se reencuentra con un amigo de la infancia (Joe Lerova) que se ha convertido en traficante de palisandro y conoce a la sindicalista Bezara (Drwina Razafimahaleo). Pero "fuera de los caminos trillados, es fácil perderse y pisar una serpiente, una serpiente que mata"...
En un intento de captar el alma de Madagascar (sus ritos ancestrales) y establecer conexiones entre épocas con el fin de honrar el perdurable espíritu de resistencia de la isla y denunciar la mala gestión colectiva orquestada en beneficio de unos pocos, Luck Razanajaona nos brinda una película comprometida y muy esclarecedora en la que hace un uso inteligente de la radio, las canciones y las fotos para alimentar una historia muy sencilla. Se trata de un pequeño teatro de paso a la adultez sobre este mundo, una obra que canaliza ideas universales sobre la opresión, la corrupción, la revolución y las peligrosas decisiones que hay que tomar para intentar cambiar las cosas y hallar la paz.
Disco Afrika: Une histoire malgache ha sido producida por We Film (Reunión) y coproducida por Africamadavibe (Madagascar), NiKo Film (Alemania), Free Women Films (Sudáfrica) y Caméléon Production (Mauricio). Las ventas internacionales de la película corren a cargo de la francesa Sudu Connexion.
(Traducción del francés)
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