email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

BERLINALE 2024 Panorama

Crítica: Yo vi tres luces negras

por 

- BERLINALE 2024: El segundo largometraje de Santiago Lozano Álvarez examina la confluencia contemporánea de espiritualidad, medicina tradicional y conflicto paramilitar en la Colombia rural

Crítica: Yo vi tres luces negras
Manuel Valenzuela, Delio Angulo y María Estella Quintero en Yo vi tres luces negras

Desde mediados del siglo XX, Colombia ha sido el hogar de uno de los conflictos guerrilleros y contemporáneos más complejos del mundo. Aparecieron movimientos militares, en gran parte, como una respuesta organizada a la intervención imperial de EE. UU. que respaldó a grupos de extrema derecha y, al final, terminó provocando una guerra civil. En la actualidad, estos enfrentamientos afectan a las ciudades civiles de la zona rural de Colombia, donde la oscura historia del colonialismo español y la esclavitud ha dado lugar a comunidades afrocolombianas con un vibrante sentido de la cultura, la espiritualidad y el patrimonio, pero que se enfrentan a amenazas económicas y políticas desde muchos ángulos.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

En su segundo largometraje Yo vi tres luces negras, el director Santiago Lozano Álvarez retoma este escenario específico y esta confluencia de ideas para explorar el enredo de las luchas afrocolombianas en la Colombia rural. La película acaba de ser estrenada en la sección Panorama de la 74.ª Berlinale y está escrita por Lozano Álvarez y Fernando del Razo.

José (Jesús María Mina), un hombre mayor afrocolombiano que vive en la costa pacífica de Colombia, recibe la visita del fantasma corpóreo de su hijo, Pium Pium (Julián Ramirez), al cual una facción militante armada asesinó violentamente. Advertido por su hijo de que él también morirá pronto, José se adentra en la selva para encontrar un lugar tranquilo que se convierta en su última morada. Después de que un grupo paramilitar le advirtiera de que no volviera a entrar en la jungla, se van revelando los secretos de la ciudad mientras deambula y se relaciona más con los habitantes. 

Con una discreta pero tierna interpretación de Mina, José aparece con frecuencia en velatorios y rituales al calor de la luz de las velas. Poseedor de la capacidad de percibir aspectos ocultos del mundo que le rodea, está profundamente en contacto con la medicina herbal y las prácticas curativas, ocupando un lugar único en la comunidad. Él y las figuras ancestrales miran hacia la cámara y más allá de ella, enfrentando sin sonido al espectador durante secuencias espirituales, pero nunca místicas, que combinan a los vivos y a aquellos que están en el más allá.

El pequeño pueblo de la protagonista está lleno de habitantes cuyos hijos e hijas fueron asesinados, como Pium Pium, o que desaparecieron a causa de grupos paramilitares que operan en las junglas de Colombia. Las labores de lavado de oro a pequeña escala (y probablemente ilegales) revelan cadáveres que llevan mucho tiempo enterrados y restos de violencia que quedan ocultos por el silenciamiento de los civiles. Sin embargo, la serpenteante narrativa es, a veces, demasiado confusa y críptica para hacerse una idea de los objetivos temáticos de la película, con el diálogo mínimo para rellenar el resto. Cuando la película se aleja de la fascinante aventura de José en la selva, pierde el enfoque necesario para comprender su vida cotidiana.

La película destaca sobre todo por su estilo visual, con el director de fotografía Juan Velásquez que da una calidez emocional a cada escena a pesar de que la película se decanta por tonos más fríos. Combinando una suave marimba con el sordo repiqueteo de la lluvia y el piar de los pájaros, el diseñador de sonido Jose Miguel Enríquez crea la selva reverberante alrededor de José. La música vocal de Nidia Góngora, en la que una cantante canta sobre los mangles, permite en Yo vi tres luces negras la conexión del humano con la naturaleza, quizás incluso más que la historia en sí.

Yo vi tres luces negras ha sido producida por la colombiana Contravía Films en coproducción con la mexicana Malacosa Cine, la francesa Dublin Films, la alemana Autentika Films y la colombiana Bárbara Films. Las ventas internacionales las gestiona la alemana Arthood Entertainment.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del inglés por Joanna Sánchez Moya)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy