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BERLINALE 2024 Panorama

Crítica: Afterwar

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- BERLINALE 2024: La inmersiva e inclasificable cinta de Birgitte Stærmose, rodada durante 15 años, se hizo en colaboración con sus cuatro protagonistas kosovares

Crítica: Afterwar

En 2009, mientras rodaba el cortometraje Out of Love, la cineasta danesa Birgitte Stærmose conoció a varios chicos que vendían cigarrillos en las calles de Pristina. Manteniendo el contacto con algunos de ellos, en 2017 regresó a Kosovo para rodar una secuela con el mismo reparto, a los que acredita como cocreadores. El resultado es Afterwar [+lee también:
entrevista: Birgitte Stærmose
ficha de la película
]
, que acaba de estrenarse mundialmente en la sección Panorama de la Berlinale. El trabajo no puede clasificarse fácilmente ni como documental ni como ficción, ya que mezcla interpretaciones de personas reales y actores profesionales de una forma muy envolvente.

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La película comienza con imágenes de archivo de la guerra de 1999 (breves destellos de muerte, destrucción y desplazamiento forzado) y se divide en tres capítulos: Pasado, Presente y Futuro. En el primero, vemos a los cuatro protagonistas junto con otros personajes, niños o adolescentes. Miran directamente a cámara y nos cuentan cómo crecieron en tiempos de guerra, a veces susurrando, lo que intensifica el carácter evocador de sus relatos, apoyados por un diseño de sonido y una música siempre presentes pero discretos, que a menudo adoptan un tono disonante o silenciosamente amenazador.

Una historia de supervivencia especialmente memorable es la de Gëzim Kelmendi, que se escondió debajo de una vaca moribunda y después acabó con su sufrimiento. “¿Por qué un animal debe sufrir más que nosotros?”, se pregunta Gëzim, el más expresivo de los cuatro, un aspirante a rapero con una relación difícil con su padre. Ahora que también tiene un hijo, está decidido a protegerlo en todo momento.

Por su parte, Xhevaire Abdullahu, cuyo apodo es Xheva, tiene una fuerte conexión con su madre, y en el capítulo Presente habla de su deseo de construir una casa para ella. La joven tiene una presencia notable y una fuerza interior que irradia desde la pantalla. Mientras tanto, Besnik Hyseni es el menos hablador, pero el dolor en sus ojos lo dice todo, y las pocas frases que pronuncia son posiblemente las más impactantes. Con 26 años, sigue vendiendo cacahuetes para mantener a su familia. Sphresim Azemi es un musulmán devoto, a quien vemos a menudo rezando, y es también el que expresa sus opiniones de forma más directa. Él resume perfectamente el título de la película: “La guerra se instala en la gente, como una plaga”. En ese sentido, la “posguerra” es un estado de ánimo, una cicatriz en el alma y un augurio sombrío para el futuro.

Hay otros personajes a los que vemos de niños y luego como jóvenes adultos, incluida una chica cuyas palabras (“Crees que no soy nada, así que no soy nada”) quedarán grabadas en la mente del espectador. Pronunciadas en el vestíbulo del infame Grand Hotel de Pristina, tienen un peso especial que resultará evidente para quienes conozcan la historia reciente de Kosovo. Para otros será un espacio ajeno, con una connotación diferente pero impactante. La Xheva adulta que susurra “ser pobre es vivir en la vergüenza”, en medio de una discoteca abarrotada, es otro ejemplo contundente.

Stærmose retrata fielmente el extraño ambiente urbano-rural-industrial de Kosovo. Su naturaleza presenta una belleza agreste, pero sus ciudades y pueblos ya estaban subdesarrollados en la época de Yugoslavia y, tras la guerra, algunos de sus suburbios se han deteriorado todavía más, mientras vemos obras en construcción por todas partes. Observamos a menudo a los protagonistas, tanto de niños como de adultos, en un paso subterráneo del centro de Pristina, un espacio liminal y un túnel sin luz al final. Podría tratarse de una metáfora de su estado de ánimo, pero también de su vida real.

Afterwar es una coproducción entre la danesa Magic Hour Films, la kosovar Kabineti, la sueca Vilda Bomben Films y la finlandesa Oy Bufo Ab.

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(Traducción del inglés)

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