Crítica: Timestalker
por David Katz
- La especialista británica en comedia negra Alice Lowe vuelve con un vistazo al amor a través de las eras y entre las ruinas
La trama del último film de Alice Lowe, Timestalker, abarca varias eras, viajando desde los albores del tiempo hasta llegar al año 2117. Desde que la directora británica triunfara con Prevenge [+lee también:
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ficha de la película], estrenada en Venecia en 2016, la espera por su segundo trabajo se ha hecho casi tan larga. Su debut cinematográfico combinó a la perfección terror macabro y humor sutil en el relato de una mujer embarazada que acaba cometiendo asesinato bajo las órdenes de su hijo nonato. Pese a que Timestalker es mucho más ambiciosa tanto en premisa como guion (en una carta de amor a la barroca década de 1780 y a los llamativos años 80), se aprecia sutilmente que hay algo insuficiente, casi peculiar. El film se estrena esta semana en la sección Narrative Spotlight del SWSW en Austin, Texas.
Como presentación cuidada, pero a la vez espontanea, podríamos decir que este relato acaparador de épocas fusiona el tono y la narrativa del film del año pasado La bestia con la alta comedia de Al diablo con el diablo (protagonizada por Peter Cook en la versión original y por Brendan Fraser en el remake de Hollywood). En un triple rol de guionista, directora y actriz protagonista, Lowe encarna a Agnes, que desea y persigue al apuesto byroniano Alex (Aneurin Barnard) a lo largo de varios periodos temporales y escenarios ingleses. Las etapas de 1793, donde Agnes es una ociosa aristócrata y Alex un torpe bandolero; y de 1980, donde ella es una fan obsesionada con el ídolo new romantic en el que él se ha convertido, presentan los segmentos narrativos de más duración. Sin embargo, la película se sirve de rápidos saltos temporales no lineales, pero bien encajados, para mostrar también otras épocas como la historia moderna, la Segunda Guerra Mundial o una distopía postapocalíptica.
Lowe ha manifestado su desacuerdo con el prototipo de personaje femenino “fuerte e independiente” que tantas veces ha tenido que representar. De modo provocador, la motivación de Agnes se parece más a la de los personajes masculinos de la historia del cine que a la del típico pretendiente desesperado y frustrado cuyos sentimientos amorosos carecen de reciprocidad y catarsis. Sin embargo, el defecto más discutible de Timestalker es su guion, que no es lo suficientemente divertido. En comparación a su último trabajo y predecesor espiritual Turistas [+lee también:
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ficha de la película] (que también guionizó y protagonizó), este film está visualmente más recargado, mejor logrado y es más fluido. Pero aun con todo, las risas que tanto esperamos (ya sean sutiles o a carcajadas) simplemente no llegan nunca. Todavía en esta línea, la película tiene reminiscencias a un tipo de comedia bastante anticuada, cultivada por la tradición británica por el sketch, herencia de Monty Python, donde se presentan períodos históricos problemáticos de modo irreverente e incluso estereotipado, ya sea con una peluca, maquillaje facial o un tocado victoriano. Para aligerar tanta suntuosidad, Lowe suele recurrir a un lenguaje soez anacrónico o a expresiones de hastío. A pesar del enfoque del film sobre las complejas políticas de género y las inestables leyes de la atracción, la perspicacia y provocación que definieron el anterior trabajo de Lowe están ausentes.
Aun con todo, Timestalker funciona sin lugar a duda como una admirable y fluida obra narrativa que sabe captar fácilmente la atención del espectador, manteniéndolo pegado a la butaca mientras va uniendo las piezas del puzle, gracias a las pistas visuales esparcidas por el montaje y los match cuts. La película es tan eficaz como el típico relato amour fou, de la que el público de prueba podría esperar ser tan complaciente como lo sería una comedia más genérica. No obstante, además de sus seductores ojos negros y flequillo alborotado, así como de una cuestión de conocimiento heredado, que no aprendido, durante el film, la película no da muestras que justifiquen la pasión que Alex infunde en Agnes. Sin embargo, si algo queda claro es la maestría de Lowe a la hora de tejer una historia absorbente, expresada siempre con delicadeza.
Timestalker es una producción británica, producida por Western Edge Pictures y Popcorn Group. De las ventas mundiales se encarga HanWay Films.
(Traducción del inglés por Juan Ramón Parra)