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SXSW 2024

Crítica: Mamífera

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- El nuevo largometraje de Liliana Torres trata las formas de coacción cotidianas a las que se enfrentan las mujeres que lidian con la presión de la sociedad para que se conviertan en madres

Crítica: Mamífera
Enric Auquer y Maria Rodríguez Soto en Mamífera

Al utilizar la forma femenina de la palabra "mamífero" como título, la cineasta catalana Liliana Torres echa más leña sociopolítica al fuego que constituye Mamífera [+lee también:
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, su tercer largometraje de ficción, que gira en torno a la exploración de la autonomía corporal y reproductiva femenina. Sin alardes, la escritora y directora traza una historia mesurada cuya protagonista se enfrenta a un constante aluvión de presiones cotidianas en torno a la carga de género que supone la maternidad. La nueva película en catalán de Torres, que constituye la tercera entrega de su trilogía autobiográfica sobre las relaciones y la familia, acaba de estrenarse a nivel mundial en la competición de largometrajes narrativos del SXSW de este año.

Lola (María Rodríguez Soto), de 40 años, parece tenerlo todo: un cómodo trabajo como profesora de arte en la universidad, una relación amorosa con su pareja Bruno (Enric Auquer) y un grupo de amigas que la apoyan (entre ellas Ruth Llopis, Anna Alarcón, María Ribera y Anna Bertran). Es una persona que exprime al máximo cada momento, hasta que su dolor de estómago resulta ser la décima semana de un embarazo no deseado que rápidamente trata de abortar con el respaldo de Bruno. La mayor parte de la película transcurre durante tres días caracterizados por las emociones a flor de piel, un período impuesto por una ley española —derogada en 2022— que obliga a las mujeres a tomarse 72 horas para considerar la decisión de interrumpir su embarazo.

Mamífera transmite una poderosa sensación de realismo a través de la reflexiva historia de Torres que la directora de fotografía Lucía C. Pan capta a la perfección con una cámara con la serenidad por bandera. Se trata de un largometraje que revela la forma en que un embarazo no deseado puede desestabilizar a las mujeres —y a cualquiera que tenga útero—, ya que existen muy pocas estructuras de apoyo, y las que hay suelen estar diseñadas para obligar a las mujeres a ser madres. De repente, la firme voluntad de Lola de no tener nunca hijos se pone en el punto de mira —incluso por parte de personas más cercanas a ella—, a lo que se suma el hecho de que muchas de sus amigas de la misma edad son madres o esperan serlo.

Lo más singular de la película son las secuencias de collages originales de María José Garcés Larrain, que se manifiestan en forma de sueños —o mejor dicho pesadillas— de Lola que, aunque a veces se inmiscuyen demasiado en la historia, contribuyen al encanto creativo de la obra. En estas breves escenas, Lola se viste con ropa inspirada en mediados de siglo (diseño de vestuario de Désirée Guirao) y se introduce en mundos donde las mujeres escupen comida para las crías de pájaros y los bebés se precipitan por cintas transportadoras. Los collages están diseñados para emular el propio estilo artístico de Lola, que se da a conocer al espectador al principio de la película, cuando la protagonista recorta imágenes de personas de revistas y las pega de forma ingeniosa. En una de esas imágenes, recorta el vientre embarazado de una mujer de una revista de paternidad y lo superpone a una foto suya.

La banda sonora de guitarra, que alterna momentos de suave punteo con otros rock indie rasgado y contiene música original de Joan Pons Villaró, dota a la historia de un trasfondo de tensión en el seno de una vida aparentemente fácil. La diseñadora de producción Xènia Besora, por su parte, aporta una rica textura a las escenas de los pisos de los personajes, siempre desordenados pero acogedores. La película se ve reforzada por una sólida interpretación secundaria de Auquer, que actúa como generoso y pacífico contrapeso a la mente de una Lola sumida en tres días de agitación. Todo continúa así hasta que Bruno se da cuenta de que, en realidad, ya no le disgusta tanto la idea de ser padre.

A lo largo de Mamífera, Lola no pierde en ningún momento capacidad de decisión, algo que no puede darse por sentado hoy en día. La mayor virtud de la película es que Torres adopta un tono serio en lugar de convertir la historia en una comedia dramática más convencional, de manera que ofrece a los espectadores la oportunidad de considerar detenidamente la difícil situación de Lola en cada momento —y quizá incluso de relacionarla con sus propias vidas—. La película precisa unos minutos para encontrar su ritmo y su tono, pero cuando lo hace, no cabe duda de que acierta de pleno.

Mamífera es una producción española de Distinto Films y Edna Cinema. Las ventas internacionales corren a cargo de la estadounidense Visit Films.

(Traducción del inglés)

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