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KARLOVY VARY 2023 Proyecciones especiales

Crítica: Richelieu

por 

- El primer largometraje de Pier-Philippe Chevigny, más potente en su mensaje que en su estilo, examina el maltrato de los temporeros migrantes en Quebec

Crítica: Richelieu
Ariane Castellanos y Marc-André Grondin en Richelieu

Los derechos laborales no aplican a todo el mundo por igual, dado que hay trabajadores domésticos y migrantes con contratos permanentes o estacionales. De hecho, ser un trabajador migrante con un contrato de temporada podría ser la peor situación en la que uno podría encontrarse. Al menos, ese es el argumento de la ópera prima de Pier-Philippe Chevigny, Richelieu. Tras su estreno mundial en Tribeca el mes pasado, la cinta acaba de tener su estreno europeo en la sección Proyecciones Especiales de Karlovy Vary.

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Probablemente, el principal punto fuerte del guion, escrito por el propio cineasta, es que no adopta la perspectiva ni de los trabajadores ni de los empresarios, sino que cuenta la historia desde el punto de vista de la traductora Ariane (Ariane Castellanos, más activa en las series de televisión francófonas en Canadá), una mujer de ascendencia canadiense-guatemalteca que tiene que lidiar con sus propios problemas existenciales, como la deuda que le ha dejado su expareja, con su apartamento como garantía. Idealmente, su trabajo en la fábrica de procesado de maíz del valle de Richelieu, en Quebec, debería servir de enlace entre los trabajadores migrantes guatemaltecos y mexicanos, por un lado, y la dirección de la fábrica, por otro, para conseguir llegar a acuerdos. Sin embargo, los trabajadores quieren que asuma el papel de su representante, mientras que la dirección, personificada por Stéphane (Marc-André Grondin, a quien hemos visto en varias películas quebequesas, como C.R.A.Z.Y. y You’re Sleeping, Nicole, así como en Goon, la película canadiense en lengua inglesa sobre el hockey), quiere que se limite a dar órdenes al equipo.

La mujer se encuentra pronto entre la espada y la pared, tanto desde el punto de vista existencial como ético, al darse cuenta de que se ha convertido en la tercera parte de un conflicto de clase. No obstante, los trabajadores no pueden unirse contra sus superiores debido a sus contratos precarios, por lo que se vuelven unos contra otros, mientras que los gerentes luchan por salvar la planta, después de que los propietarios franceses hayan fijado unos objetivos de productividad poco realistas, optando por sacrificar a los más vulnerables y a los más prescindibles. Este giro de los acontecimientos resultará especialmente duro para uno de los trabajadores, Manuel (Nelson Coronado), con el que Ariane siente una conexión especial.

Podríamos clasificar Richelieu bajo la etiqueta de cine social-realista y, como tal, se inspira en algunos maestros de este subgénero, como Ken Loach y los hermanos Dardenne. Como suele ocurrir con Loach, Chevigny está más interesado en transmitir un mensaje que en componer una obra cinematográfica estilísticamente emocionante, por lo que opta por un homenaje al estilo de los Dardenne, donde la cámara del director de fotografía, Gabriel Brault Tardiff, levita constantemente alrededor de la actriz principal, Ariane Castellanos, que muestra la suficiente garra, resistencia y cualidades de “mujer todoterreno” para interpretar al personaje de forma atractiva. Grondin resulta convincente como una presencia amenazadora, pero también como jefe que no ha olvidado que un día también fue trabajador, mientras que Coronado hace un gran trabajo en un papel que podría impulsar su carrera profesional.

A pesar de otras decisiones acertadas, como el formato 4:3, que amplifica la sensación de ansiedad debido a la falta de opciones, y una paleta de colores más oscura de lo habitual, Richelieu funciona mejor como un grito sincero de justicia y como una declaración que como una obra cinematográfica potencialmente asombrosa. Siempre se ha tratado más del tema que del estilo.

Richelieu es una coproducción entre Canadá y Francia. Le Foyer Films es la productora principal, mientras que TS Productions y JPL Films son los socios coproductores. Be For Films se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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