Crítica: Everybody Loves Touda
por Fabien Lemercier
- CANNES 2024: Nisrin Erradi da ritmo a un punzante, clásico y sin embargo imperfecto melodrama en la piel de una mujer cantante en búsqueda de la libertad

"Es el momento de probar suerte". Para la hija de campesinos marroquíes con escasos recursos, que se ha hecho cantante en una pequeña ciudad donde cría sola a su hijo sordomudo de nueve años, la vida no está siendo para nada fácil en un entorno dominado por hombres, en un mundo de vida nocturna en el que los deseos de estos pueden exacerbarse hasta el abuso. Esta mujer tendrá que saber defenderse, luchar por su independencia, levantarse a pesar de estar abatida y magullada, y creer en un futuro mejor en una Casablanca donde sabe que puede lograr desarrollar su potencial artístico como “cheikha” o intérprete de aïtas (canciones tradicionales que se cantan a base de gritos).
Al elegir a una protagonista así para Everybody Loves Touda [+lee también:
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ficha de la película], que ha sido presentada en la sección Cannes Première de la 77.ª edición del Festival de Cannes, el director francomarroquí Nabil Ayouch sigue felizmente en este nuevo trabajo los pasos musicales de Dilo alto y fuerte [+lee también:
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ficha de la película], y todo ello sin desviarse de su tema favorito: el feroz deseo de libertad, que a menudo se ve obstaculizado por la sociedad marroquí.
La película, que se inicia con una poderosa escena de gran intensidad, se desarrolla en dos partes (el guion está escrito por el director junto con Maryam Touzani). La primera mitad del largometraje detalla la vida de una Touda que se gana la vida como cantante de bodas, ferias y clubes nocturnos —donde tiene que trabajar duro frente a la competencia y el apetito de muchos hombres ("no soy una puta")—, además de ser la amante en secreto de un inspector de policía casado y la cariñosa madre del joven Yasine (Joud Chamihy). En la segunda parte, la joven se embarca en la vertiginosa aventura de trasladarse a Casablanca, donde no conoce a nadie y le espera un proceso de duro aprendizaje en el gran mundo (“se cree Oum Kalthoum”, “tendrás que mejorar, aún te queda un largo trecho para dominar el ritmo, y eres demasiado pretenciosa”). ¿Logrará Touda cumplir sus ambiciosos sueños? ¿Es esta la realidad con la que siempre ha soñado?
Con la fantástica Nisrin Erradi (cuyos más leves temblores son explorados sensualmente por la cámara) al frente del reparto y una excelente banda sonora por cortesía del compositor danés Flemming Nordkrog, Everybody Loves Touda se revela como un melodrama clásico (es cierto que a veces un poco pesado, pero esta es una de las características ligadas al género) de muy buena calidad. Sin embargo, una extraña aceleración narrativa (sin duda debida a un montaje precipitado o a una intención mal calculada de acortar la duración de la película) en la recta final desequilibra ligeramente el conjunto e impide que la película alcance las cotas a las que su actriz principal estaba dispuesta a llevarla.
Everybody Loves Touda ha sido producida por Ali n' Productions (Marruecos) con Les Films du Nouveau Monde (Francia), Velvet Films (Bélgica), Snowglobe Film (Dinamarca), Viking Film (Países Bajos) y Staer (Noruega). Las ventas internacionales de la película corren a cargo de mk2 Films.
(Traducción del francés)
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