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CANNES 2024 Quincena de los Cineastas

Crítica: La prisonnière de Bordeaux

por 

- CANNES 2024: Patricia Mazuy explora la inesperada amistad entre dos mujeres de clase social muy diferente interpretadas estupendamente por Isabelle Huppert y Hafsia Herzi

Crítica: La prisonnière de Bordeaux
Hafsia Herzi y Isabelle Huppert en La prisonnière de Bordeaux

“¿En la vida se cometen errores o se toman decisiones? - Hacemos lo que podemos”. Cuando uno lleva una existencia frívola y material que parece perfecta desde fuera, puede permitirse el lujo de plantearse preguntas desde un punto de vista filosófico y existencialista. Sin embargo, si tienes que trabajar como un esclavo para alimentar a tus hijos mientras recibes todo tipo de golpes, la historia es totalmente diferente, a pesar de la humanidad compartida. Esta brecha entre clases sociales es precisamente lo que la cineasta francesa Patricia Mazuy ha decidido examinar eliminando la distancia entre dos mujeres en La prisonnière de Bordeaux [+lee también:
entrevista: Patricia Mazuy
ficha de la película
]
, presentada en la Quincena de los Cineastas durante el 77.º Festival de Cannes. Agradable y sofisticada, la película se apoya en sus dos maravillosas actrices protagonistas, presentándose como un discreto tratado sobre el acto de mentir y el paso del tiempo.

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“No tengo absolutamente nada que hacer. ¿Por qué no te quedas?”. Alma (Isabelle Huppert) y Mina (Hafsia Herzi) se cruzan en la sala de visitas de la prisión donde están encarcelados sus maridos: uno de ellos (un neurólogo espinal) por atropellar con su coche a dos mujeres (matando a una y dejando a otra paralítica) y el otro por su implicación en robos de joyas. Alma se fija en Mina, que vive a 400 kilómetros y trata de montar un numerito (“me mareo”) para intentar no perder sus visitas (en vano, porque en la cárcel no se hacen favores).

Alma, una mujer blanca de clase media alta que parece divertirse con la situación, decide impulsivamente hacer una excepción a la regla de que las clases sociales opuestas no tienen por qué llevarse bien: invita a Mina (una joven árabe) a pasar la noche con ella en su magnífica casa de la ciudad, llena de cuadros tan caros que son básicamente inversiones. Esto marca el comienzo de una improbable amistad. Alma pronto encuentra un trabajo en la lavandería de un hospital privado para Mina, que se traslada a la opulenta residencia de la primera con sus dos hijos pequeños. A partir de este momento se forma una pequeña y curiosa familia, en la que cada una de las mujeres funciona como espejo de la otra, abriendo nuevos espacios de autoconciencia y de reflexión sobre su propia existencia. No obstante, el pasado acaba por alcanzar a Mina…

Sembrando las semillas de un melodrama que va más allá de un análisis metafórico de las clases sociales (el desprecio automático de los amigos ricos de Alma, la limpiadora doméstica eslovaca, la noción de “perfil creíble”) y de una inversión de los estereotipos (“No vamos a empezar a mentir. No eres la única que tiene derecho”), La prisonnière de Bordeaux es ante todo una película psicológica desde una perspectiva femenina, salpicada de pequeños momentos insignificantes y discusiones anodinas que tejen cuidadosamente una trama que se desenrolla en torno al tema de la liberación mutua. Aportando esporádicas dosis de comedia (cortesía de Isabelle Huppert), la cineasta firma una obra sutil y discreta, envuelta en la delicada fotografía de Simon Beaufils y en perfecta consonancia con sus anteriores largometrajes, que se negaban a tomar el camino fácil y que profundizaban en lo cotidiano para explorar nuevos géneros a través de un enfoque increíblemente personal.

La prisonnière de Bordeaux es una producción de Rectangle Productions y Picseyes, coproducida por Arte France Cinéma. Les Films du Losange se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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