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CANNES 2024 ACID

Crítica: Ce n'est qu'un au revoir

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- CANNES 2024: En su encantador documental, Guillaume Brac toma una fotografía de la juventud de hoy en día al filmar los últimos días de un grupo de internos en un instituto

Crítica: Ce n'est qu'un au revoir

“Os escucho. Sois libres de decir lo que queráis”. Ce n'est qu'un au revoir, el nuevo largometraje de Guillaume Brac, que ha sido presentado en la sección ACID del 77.º Festival de Cannes, se inicia con estas palabras de un profesor de inglés, cuyas respuestas las proporcionarán mucho más adelante en el documental los alumnos de un instituto mediante un ejercicio de filosofía titulado “¿Es la libertad una ilusión?”. El punto medio entre estos dos polos es precisamente el terreno sobre el que se mueve con desenfado, con gran encanto y sin pretensiones este delicado cineasta cuyo tema predilecto en los últimos tiempos no ha sido otro que la observación de los jóvenes (a través de la ficción con ¡Al abordaje! [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Guillaume Brac
ficha de la película
]
y del documental con L'Île au trésor [+lee también:
crítica
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entrevista: Guillaume Brac
ficha de la película
]
). Esta vez, no obstante, se ha decantado por un momento crucial que une “el presente del pasado, el presente del presente y el presente del futuro”, y lo ha hecho mediante la colocación de su cámara en un internado de la Drôme donde un grupo de futuros estudiantes universitarios se preparan para adentrarse en una etapa totalmente nueva de sus vidas.

“No vamos a perder el contacto. Es una nueva fase en nuestra vida”. Vemos cómo empiezan a quitar las fotos y los carteles de las paredes de las habitaciones de tres, cómo siguen divirtiéndose jugando al dominó con los colchones de los pasillos o intentando saltarse las normas para subir al piso de los chicos, cómo charlan en los bancos del patio, pasean por la ciudad, se bañan en el río, bailan, dejan caer alguna que otra lágrima por tener que separarse… El verano ha llegado, pero se percibe como el final de una estación antes de un renacimiento que aún no se comprende del todo. Una transición suspendida en el tiempo, conmovedora, incierta, cordial y frágil como somos a los 18 años, una etapa que Guillaume Brac convierte en un espejo generacional a través de un retrato de grupo del que extrae a cuatro chicas en concreto (Aurore, Nours, Jeanne y Diane).

Las heridas del pasado todavía no han cicatrizado (un duelo, una madre que perdió las ganas de vivir y un padre que sacrificó sus sueños de viajar para ver crecer a su hija), la defensa del medio ambiente y el compromiso militante, hasta las manifestaciones contra las megabalsas del agua del monte (“estuve mucho tiempo resentida con mis padres por haberme traído a un mundo en el que las cosas no van bien, pero me dieron valores con los que actuar”), las dudas sobre la dirección a tomar y el miedo a lo desconocido de lo que representa el futuro próximo (nuevos estudios, nuevas ciudades, nuevos amigos tal vez —algo que no es tan seguro, sobre todo porque se deja atrás a personas conocidas a las que se le tenía mucho cariño—)… Por medio de un inventario libertario y puntillista al que añade una pizca de melancolía (tal y como señala un profesor: “Es una etapa que nunca volveréis a experimentar. Es como oro en paño”), Ce n'est qu'un au revoir expone con precisión y delicadeza todos y cada uno de los contrastes de la juventud actual.

Ce n'est qu'un au revoir es una producción de bathysphère, que también se encarga de las ventas internacionales de la película.

(Traducción del francés)

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