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CANNES 2024 Quincena de los Cineastas

Crítica: Mongrel

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- CANNES 2024: El logrado debut de Chiang Wei Liang explora tanto la situación de los trabajadores migrantes como la del crimen organizado en el Taiwán rural

Crítica: Mongrel
Wanlop Rungkumjad en Mongrel

En la dura pero gratificante ópera prima de Chiang Wei Liang, Mongrel, estrenada en la Quincena de los Cineastas de Cannes, un hombre relacionado con una red de trata de seres humanos se replantea su implicación y complicidad con esta organización. Como nos recordaba recientemente Locust [+lee también:
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, también presentada en esta edición del festival, no se puede dar dos pasos en una película de autor taiwanesa sin encontrarse con un gánster. Sin embargo, Chiang, cuyo mentor fue el ya retirado Hou Hsiao-Hsien, uno de los decanos de este cine nacional, aporta un nuevo giro a este tópico, reflexionando sobre el papel de Taiwán en la crisis migratoria mundial, y sobre cómo las personas de Asia oriental que han desembarcado en la isla se integran en la economía sumergida, representada en este caso sin ningún tipo de glamour ni romanticismo.

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Mongrel (que hace referencia a un perro mestizo) es al mismo tiempo un thriller policíaco marcado por la fatalidad y una pieza de cámara sensible y cruel sobre los cuidados al final de la vida, donde la muerte inminente es despojada de toda dignidad. Estas dos dimensiones están conectadas gracias a la facilidad del director de fotografía Michaël Capron (que tiene experiencia en películas narrativas más exigentes) para emplear paletas de colores oscuros, donde los interiores decadentes parecen tan fríos y pútridos como las noches húmedas. El antihéroe protagonista, Oom (Wanlop Rungkumjad), emigró ilegalmente a la isla desde Tailandia. Actualmente, trabaja como intermediario para Hsing (Hong Yu-hong), supervisando a otros trabajadores inmigrantes víctimas del tráfico, mientras pasa la mayor parte de su tiempo cuidando de la anciana Mei (Lu Yi-ching) y de su hijo Hui (Kuo Shu-wei), que tiene parálisis y discapacidad intelectual.

Aunque parece que los migrantes, todos ellos procedentes de países vecinos del sudeste asiático como Filipinas y Singapur, son enviados a realizar otras tareas difíciles y serviles, el cuidado de la población enferma y envejecida de esta zona montañosa de Taiwán es su principal fuente de trabajo. En este lugar, donde existe una mayor desigualdad en el acceso a los servicios esenciales, estos trabajadores no cualificados se ven abocados a una responsabilidad que apenas pueden asumir por sí mismos. Si las personas a su cargo sufren y mueren, los cuidadores como Oom y su compañera Mhai (Achtara Suwan) también perecen en un sentido metafórico, enfrentados con impotencia a un dolor que no pueden atender. Oom lleva unos auriculares inalámbricos blancos mientras vaga por la casucha de Mei, lo que muestra su deseo de descansar y distraerse de lo que está soportando.

La trama sigue a Oom a medida que intenta liberarse de este aprieto y reunir el valor moral necesario para enfrentarse a Hsing y a sus superiores mercenarios. La puesta en escena y las localizaciones son muy contenidas y herméticas, pero sirven como preludio para una secuencia soberbia sobre la que preferiríamos no hablar, pero que debemos señalar indirectamente: una demostración espectacular y despiadada de cómo los inmigrantes ilegales caen en manos de estos traficantes.

El trabajo de Hou y Edward Yang en los años 80 y 90 recibió elogios por su sensación panorámica, en la que un pequeño número de composiciones “maestras”, en comparación con una película media, aportaba una gran riqueza de detalles narrativos e información. Empleando de nuevo el mismo adjetivo, Mongrel corre el riesgo de parecer demasiado hermética, así como de explotar la miseria al concentrarse incesantemente en el tormento de los personajes, que solo comunican de forma no verbal. Haciendo referencia al título, el simbolismo canino del acto final es también el intento ligeramente fallido de Chiang de cerrar el arco narrativo de Oom con un momento de paz y autorreconocimiento. No obstante, si hubiera aportado algo más de luz o frivolidad a la cinta, habría corrido el riesgo de socavar la gran eficacia de Mongrel.

Mongrel es una coproducción entre Taiwán, Singapur y Francia, producida por E&W Films, Le Petit Jardin y Deuxième Ligne Films. Alpha Violet se ocupa de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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