21/05/2024 - CANNES 2024: El primer largo de Maisam Ali, sobre un viajero que vuelve a su casa en el norte de la India, medita sobre la pertenencia en la era de las (des)conexiones rápidas

Para los aficionados al cine del sur de Asia, la gran novedad de Cannes este año es la presencia de dos películas dirigidas por antiguos alumnos del Instituto de Cine y Televisión de la India, marcando dos hitos en el festival: la primera película india en la competición principal en más de 30 años y la primera producción del país seleccionada en ACID. Con una propuesta reflexiva de slow cinema, el cineasta de Ladakhi nacido en Irán Maisam Ali ha logrado esta segunda hazaña con su primer largometraje, In Retreat [+lee también:
entrevista: Maisam Ali
ficha de la película]. El guionista y director firma un contemplativo diario de viaje que a veces resulta demasiado lento, incluso para un cine tan reflexivo, pero que permanecerá en la mente del espectador mucho tiempo después de que la película haya terminado, a pesar de su corta duración.

Un hombre anónimo de unos cincuenta años (Harish Khanna) evita los ritos funerarios de su hermano, vagando de un lugar a otro y haciendo todo lo posible por no llegar a su destino previsto: su casa. Mientras tanto, en el transcurso de la misma noche, una joven realiza un boceto a lápiz que es mitad dibujo, mitad mapa: una especie de contramapa, una historia personal sobre el papel. Sin embargo, en cada etapa del viaje, el hombre se siente incomprendido por los habitantes del lugar, incapaz de comunicarse. De alguna manera, no pertenece a este contexto. De hecho, después de invitarlo a una fiesta, dos hombres a los que regala cigarrillos le dicen que nunca debería haber ido.

Si buscamos Ladakh en Google, encontraremos imágenes de picos nevados junto a valles verdes e impresionantes estupas budistas con banderas de oración tibetanas. Ali rechaza esta visión, al igual que muchos cineastas mongoles rechazan las representaciones llenas de yaks que dominan su cine nacional, optando por centrarse en la vida cotidiana, que en su mayor parte transcurre de noche. Visualmente, la película está envuelta en una sensación de melancolía, con colores fríos y una cámara que se mueve lentamente, cortesía de Ashok Meena. No se trata necesariamente de tristeza, sino de algo que se aloja en la boca del estómago y nunca se va. Mediante una voz en off, escuchamos versos repetidos, algunos del poeta palestino Mahmoud Darwish, que reflejan el estado mental de nuestro protagonista: nunca está del todo presente, siempre en movimiento. Junto con el diseño sonoro de Rahul Tiwari, las melodías orquestales conviven con la música diegética de artistas pop como Billie Eilish, un recordatorio sonoro del tiempo y el espacio contemporáneos.

La parcial falta de iniciativa del protagonista, o tal vez su deseo de dejarse arrastrar, le lleva a lugares inesperados, pero también deja al espectador con ganas de una narrativa algo más profunda que sostenga su deambular sin rumbo para mantener el interés. La región limita al este con el Tíbet y al oeste con Pakistán, por lo que el componente de dibujo y cartografía añade otra capa al material temático, teniendo en cuenta el estatus de Ladakh como territorio administrado por la India tras la partición de 1947, una situación que todavía es delicada. No obstante, la región es un crisol de culturas himalayas, un espacio heterotópico que parece desafiar cualquier intento de encajarlo cómodamente en un marco etnonacionalista. Aunque Ali no está obsesionado con un mensaje político, In Retreat invita al espectador a reflexionar sobre cómo lo personal, lo político y lo cultural se entrelazan de maneras que quizá sean diferentes para cada uno.

In Retreat es una producción indo-francesa, a cargo de Varsha Productions y Barycenter Films, coproducida por Salt for Sugar Films.

(Traducción del inglés)