22/05/2024 - CANNES 2024: La película de Yôko Kuno y Nobuhiro Yamashita es un regalo para los ojos de los fans del anime japonés, aunque la historia no esté a la altura de las expectativas

Una y otra vez, la animación japonesa ha demostrado su versatilidad a la hora de representar tanto personajes como situaciones que desde lo adorable a lo grotesco, con la aparición de lo inesperado por el camino. Puede que te preguntes qué se puede tener en contra de un gato antropomórfico —un amigo grande, mimoso y esponjoso que incluso puede hablar—, pero todos los que tienen un gato propio saben perfectamente que, aunque las mascotas a menudo se revelan  como juguetonas y muy independientes, también pueden llegar a ser bastante descaradas y tener pocos remordimientos. Y es precisamente un personaje así quien constituye la base Ghost Cat Anzu [+lee también:
tráiler
ficha de la película], el esfuerzo conjunto de la animadora Yôko Kuno y el cineasta Nobuhiro Yamashita, director de Linda Linda Linda. La película, que está basada en el manga homónimo de Takashi Imashiro, acaba de estrenarse en la Quincena de los Cineastas de Cannes.

Tras la muerte de Yuzuki (Mika Ichikawa), la madre de la joven Karin (Noa Gotō), Tetsuya (Munetaka Aoki), el padre de la niña —todavía en edad escolar—, decide abandonarla a su suerte y dejarla en casa de su abuelo monje. La niña de ojos abiertos, que rebosa ingenuidad, se ve obligada a aprender rápidamente a convivir con Anzu (Mirai Moriyama), un gato antropomorfo de tamaño humano que su abuelo rescató y crio hace muchos años, bautizándole con el apodo de “gato fantasma” debido a su aparente estado sin edad. Anzu, que va en ciclomotor por la ciudad haciendo trabajillos y es capaz también de interactuar con espíritus del más allá, causa alboroto y al principio no acaba de congeniar con Karin, que lo único que quiere es tener una infancia como cualquier otra.

Para bien o para mal, resulta inevitable comparar Ghost Cat Anzu con una obra tan innovadora como El viaje de Chihiro, y es que parece que las historias con animales parlantes y sobrenaturales de dudosas intenciones que aparecen en la vida de una joven solitaria parecen constituir la receta perfecta para una estrafalaria pieza de animación. También podrían establecerse fácilmente comparaciones con Mi vecino Totoro y la improbable amistad entre su protagonista humana y sus criaturas de gran tamaño. Sin embargo, la contextualización se alarga más de lo debido, mientras que el conflicto principal —una increíble secuencia que tiene lugar en el inframundo— y el paso de Anzu de molestia a héroe parecen demasiado breves para permitirnos empatizar plenamente con Anzu. La juguetona banda sonora de Keiichi Suzuki hace gran parte del trabajo a la hora de encajar el crecimiento de la amistad entre Karin y el gato fantasma.

En cualquier caso, la animación está a la altura y los realizadores confieren a la película una encantadora y cálida calidad artesanal. La animación pictórica y de colores brillantes del fondo contrasta con los personajes más sencillos y delineados, que son encantadores en su variedad, sobre todo los amigos de Anzu (pequeños elfos del bosque y otras criaturas fantasmales que adoptan la forma de setas antropomorfizadas, ranas y pandas rojos). La diversidad en la animación de los personajes parece aspirar a la del famoso Studio Ghibli, aunque con menos profundidad. Los ojos, en particular, transmiten la gama emocional de los movimientos de los personajes, desde los fijos de los niños del pueblo y de los agresivos policías hasta las suaves pupilas de la mirada de Karin y Anzu, parecidas a las de Doraemon.

Ghost Cat Anzu es una coproducción entre Japón y Francia de Shin-Ei Animation y Miyu Productions. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Charades.

(Traducción del inglés)