Crítica: L’amour ouf
por Fabien Lemercier
- CANNES 2024: A pesar de su energía, la competición por la Palma de Oro se le queda grande a Gilles Lellouche y su película de amor y violencia kitsch y repleta de clichés
“El mundo que imaginas cuando cierras los ojos no es el mismo que ves cuando los abres”. Estas palabras, que se dicen en algún momento de los frenéticos 166 minutos que dura L'amour ouf, de Gilles Lellouche, podrían aplicarse perfectamente a la totalidad de esta espectacular película desbordante y sobrecargada, que se cree vistosa, pero en realidad lo único que hace es poner toda la carne en el asador mediante una cuidada estética publicitaria. Este espectáculo pirotécnico presupuestado en 35 millones de euros es lo contrario de la delicadeza, y sin duda llenará las salas de cine gracias a su convenientemente agresiva campaña de marketing, pero habría sido mucho más razonable no haberla presentado en la competición oficial de la 77.ª edición del Festival de Cannes, donde, aunque a veces se fuguen los maestros del cine, cierta excelencia artística sigue siendo de rigor.
Al tratar de mezclar frenéticamente en una coctelera posmoderna una versión de clases sociales de Romeo y Julieta, Heat, de Michael Mann, Uno de los nuestros de Martin Scorsese, El cazador, de Michael Cimino, y Corazón salvaje, de David Lynch, L'amour ouf acaba por parecerse más bien a la cursi canción de Johnny Halliday “Allumer le feu”. Esta intención pirotécnica, a la que no le falta energía ni ritmo, sirve para contar una historia de amor que transcurre a lo largo de unos 20 años, pero Lellouche, que no deja de pisar el acelerador emocional en ningún momento y se permite los efectos visuales más disparatados, no hace más que andar por la cuerda floja en una sucesión de clichés ruidosos que tanto los actores que salen bien parados (Adèle Exarchopoulos, Mallory Wanecque, Malik Frikah, Alain Chabat, Karim Leklou y Raphaël Quenard) como los que no (François Civil, Benoît Poelvoorde, Vincent Lacoste, Anthony Bajon, Jean-Pascal Zadi, Élodie Bouchez) se ven obligados a gestionar lo mejor que pueden. En lo que respecta a la historia, el cineasta no se complica mucho la vida. Como adolescentes, es amor a primera vista entre la chica buena Jackie y el chico malo Clotaire (amable a pesar de su preocupante tendencia a la violencia), lo cual se acompaña de fotogramas congelados, cámara lenta, el mundo que les rodea desapareciendo, ellos bailando y amándose como en una clásica fotohistoria que se convierte en un vídeo musical exagerado... Sin embargo, el peso de la fatalidad social en su ciudad portuaria de finales de los 80, así como un mundo criminal que no hace más que absorber a Clotaire, acabarán por separarlos. Diez años después, él sale de la cárcel, y ninguno de los dos se ha olvidado del otro....
Con una banda sonora que acaba de hundirla, L'amour ouf puede presumir, no obstante, de cierto estilo suicida y de unas cuantas buenas ideas dentro de su furioso torrente de kitsch y caricaturas, asumiendo con valentía —o inconscientemente— todos sus excesos y su fácil moralidad. “Eres hermoso y feo por igual, pero has dejado que la fealdad se imponga”, le dice Jackie a Clotaire. Ella será quien juzgue su belleza, ya que al fin y al cabo el amor es ciego, pero todo lo demás es desgraciadamente cierto, al igual que la desconcertante selección de esta película para la carrera por la Palma de Oro. Y es que cualquier otra sección habría protegido sin duda mucho más a esta cinta que, a pesar de no ser en absoluto deshonrosa, se ha marcado unos objetivos totalmente desproporcionados y poco realistas.
L'amour ouf ha sido producida por Trésor Films y Chi-Fou-Mi Productions, y coproducida por France 2 Cinéma, Cool Industrie, Pictanovo y StudioCanal (también se encarga de las ventas internacionales), así como por la belga Artémis Productions.
(Traducción del francés)
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