29/05/2024 - CANNES 2024: La entrañable cinta de animación de Gints Zilbalodis, sobre un gato negro tras una inundación catastrófica, es una de las joyas de la selección de Cannes de este año

Han tenido que pasar más de 25 años desde El zapato, el drama de Laila Pakalnina, para que Letonia consiga otro puesto en la selección oficial del Festival de Cannes, pero esta larga espera se ha visto finalmente recompensada gracias a Flow [+lee también:
tráiler
entrevista: Gints Zilbalodis
ficha de la película], el segundo largometraje de Gints Zilbalodis, que se ha estrenado en la sección Un Certain Regard del certamen francés.

La historia de esta hermosa película de animación, escrita por el director junto con el talentoso cineasta Matīss Kaža, es tan sencilla como cautivadora. El mundo parece estar llegando a su fin, o al menos eso intuimos al darnos cuenta de que la humanidad y la civilización han sido aniquiladas. Los vestigios de la presencia humana aún son visibles, pero los animales y la naturaleza vuelven a dominar el planeta. Tras una gran inundación, seguimos a un lindo gato negro —temeroso pero carismático y adorable— que encuentra refugio en un barco poblado por diversas especies. Tras escapar de la catástrofe, este grupo de animales tan poco convencional forma un equipo, emprende un largo viaje a través de paisajes místicos que han quedado completamente sumergidos y se enfrenta a los peligros asociados a la necesidad de adaptarse a este nuevo mundo.

Lo primero que viene a la mente al ver la película es Stray, un juego de aventuras producido por Annapurna Interactive y lanzado el año pasado, y no es de extrañar que asociemos la película al juego, ya que en él, un gato callejero deambula por un mundo postapocalíptico distópico. Sin embargo, en Flow no hay robots, hay muy poca melancolía y la totalidad de la paleta de colores es mucho más brillante —por no decir mucho más esperanzadora— que el generalizado ambiente sombrío y lúgubre que impera en el juego de Annapurna.

Dicho esto, el agradable aspecto visual no implica necesariamente que la narrativa tenga que ser edulcorada. Al contrario, Flow es una conmovedora y absorbente obra carente de diálogos, pero cargada de conflictos y enfrentamientos. La mayoría de ellos surgen como consecuencia de las dificultades a las que se enfrentan los animales, que confían en sus instintos y adoptan comportamientos propios —al menos en parte— de los humanos.

Por si fuera poco, nuestro gato negro también recorre un interesante arco narrativo, puesto que su relación con el mundo cambia por completo gracias a sus nuevos amigos. Es algo que surge de forma natural, y no cabe duda de que no debe de haber sido tarea fácil reflejar este tipo de desarrollo en un personaje de una historia en la que no hay diálogos.

Además, el paisaje sonoro parece real y convincente en cada detalle (desde el sonido ambiente hasta los ronroneos y maullidos del adorable gato), y la banda sonora es envolvente y majestuosa. Desde el punto de vista estético, la imagen es un festín para los ojos y aprovecha al máximo la gran pantalla. Y, como no podía ser de otra manera, la animación es fluida y está bien elaborada.

Se puede afirmar con total seguridad y sin pelos en la lengua que Flow es la verdadera joya oculta del Festival de Cannes de este año. Y es que se trata de una historia que, a pesar de tener animales como protagonistas, es tan cercana y “humana” que resulta conmovedora y enternecedora, además de tocar la fibra sensible tanto de niños como de adultos. Tiene potencial para venderse en todo el mundo, y quizá marque el inicio de un nuevo capítulo para la animación europea.

Flow es una coproducción europea dirigida por la letona Dream Well Studio, la francesa Sacrebleu Productions y la belga Take Five. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Charades.

(Traducción del inglés)