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TRIBECA 2024

Crítica: Kneecap

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- El primer largometraje de Rich Peppiatt es una pegadiza narración de la llegada a la fama del grupo de rap irlandés del título

Crítica: Kneecap
(i-d): Liam Óg Ó Hannaidh, JJ Ó Dochartaigh y Naoise Ó Cairealláin en Kneecap

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, el equivalente cinematográfico de una profana canción disidente, sugiere que la mejor estrategia para honrar el patrimonio cultural puede ser perfectamente la más inmoral o antisocial. La ópera prima de Rich Peppiatt hace referencia a 8 millas, la película que gira en torno a Eminem y se estrenó cuando el rapero de Detroit se encontraba en la cima de su carrera, en el sentido de que opta por reunir a las estrellas para que sean ellas mismas quienes interpreten los papeles de su propio biopic ficticio, pero lo cierto es que se parece más a Trainspotting por su enérgica ejecución. La película cuenta la historia del meteórico ascenso a la fama del grupo de rap del título y se sirve del lenguaje lírico irlandés empleado por ellos en gran parte de sus diálogos. Tras haber sido estrenada y haber causado sensación en Sundance, Kneecap ha aterrizado esta semana en Tribeca.

A su favor, Peppiatt logra un buen equilibrio entre referencias familiares que atraerán a todos aquellos que estén familiarizados con el medio (sin ir más lejos, el propio cineasta, que trabajó como periodista de la prensa sensacionalista británica y creció en el Reino Unido, pero es de ascendencia irlandesa), al tiempo que se adapta a los espectadores menos informados sobre la cultura norirlandesa posterior a los disturbios. Aun así, la música de Kneecap parece más una novedad improbable (“¿Un grupo que rapea en gaélico irlandés? ¿En serio?”) que una subcultura con la que pudiéramos identificarnos y que pudiera influir en el comportamiento o en otros movimientos musicales. El verdadero punto de inflexión en el grupo fundado por Naoise Ó Cairealláin y Liam Óg Ó Hannaidh se produce cuando estos se asocian con JJ Ó Dochartaigh, un profesor de música local. Naoise es detenido y se niega a responder a su interrogatorio en otro idioma que no sea el irlandés, y es entonces cuando llega JJ, que trabaja también como intérprete. Durante el interrogatorio, JJ ve el cuaderno de Naoise, que está lleno de rimas y trozos de canciones. Ya fuera de comisaría, Naoise le sigue la pista, y el resto es ya el antes y el después en la historia del breakbeat y el body-rocking.

Al tiempo que se desarrolla la historia principal, dos elementos secundarios se cocinan a fuego lento en un segundo plano. En primer lugar, está en marcha una campaña pública para que se reconozca el irlandés como una de las lenguas oficiales del Reino Unido, a pesar del hecho de que muy poca gente lo habla realmente (en el guion, esta subtrama está encabezada por la esposa de JJ, Caitlin, interpretada por Fionnuala Flaherty). En segundo lugar, aunque el conflicto se ha enfriado, algunos soldados republicanos (representados por Arlo, el padre distanciado de Naoise, interpretado nada más y nada menos que por Michael Fassbender) siguen activos, al igual que las bandas criminales que recurren regularmente a la práctica de disparar a alguien en la rodilla, de la que el grupo de rap tomó prestado su nombre ligeramente punk.

Lo que convierte esta película en una obra tan convincente, más allá del aura de importancia cultural que muy probablemente contribuyó a convencer a sus patrocinadores públicos británicos e irlandeses, es el atrevimiento que desborda y la precisión a la hora de mostrar la actitud provocadora de Kneecap sin censura, al tiempo que vincula la historia del grupo con el hip-hop a nivel mundial, ya que sigue existiendo en los intersticios entre varias áreas sensibles de la sociedad. Sus letras ensalzan tanto la vida de gangster en Belfast como todo lo que implica el contacto con las drogas (el tráfico, el consumo, las guerras entre bandas, la violencia, etc.). En definitiva, el contenido de las canciones va en contra de todos los principios de las fuerzas conservadoras, salvo por el hecho de que también ofrece una representación de la lengua irlandesa que puede movilizar a los jóvenes en dirección a quienes la defienden y a la herencia nacionalista. Si el irlandés tiene más vitalidad y arraigo popular con ritmos trap que con letras folk acompañadas de violines, será entonces esa la forma de perdurar, tal y como se afirma con orgullo en la película de Peppiatt.

Kneecap es una coproducción del Reino Unido e Irlanda, de la que se han encargado Fine Point Films, Mother Tongues Films y Wildcard Distribution. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Charades.

(Traducción del inglés)

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