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PELÍCULAS / CRÍTICAS Alemania

Crítica: Zone

por 

- Christina Friedrich exige al espectador que se deje llevar por las imágenes y no busque significado a su película, que tiene más de performance que de narrativa estándar cinematográfica

Crítica: Zone

La artista multidisciplinar Christina Friedrich lo advirtió antes de la última proyección de su segundo largometraje, Zone [+lee también:
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, en el German Film Fest. Madrid: “Mejor que se sumerjan en sus imágenes como en un río, y no que intenten descifrar el significado de estas”. Incluso así, no todos los espectadores aceptaron la arriesgada apuesta de la directora alemana, estrenada a nivel mundial en la sección Harbour del último Festival de Róterdam, y el goteo de abandonos de la sala se hizo dolorosa realidad según transcurría el largometraje, aunque un grupo de incondicionales no sólo resistió hasta el final del visionado, sino que hasta aplaudió y disfrutó del coloquio posterior con la directora alemana.

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Porque, efectivamente, Zone no es una película de centro comercial. Su reino pertenece a otra dimensión, a esa que emparenta el cine con el teatro y las artes performáticas: consiste en una sucesión de escenas donde los actores usan sus cuerpos con libertad en espacios naturales y artificiales mientras danzan, gritan, lloran, comen o se abrazan. Muchas de esas piezas las podríamos haber visto proyectadas sobre los muros de un museo de arte contemporáneo. Encadenadas dando forma a un largometraje de unos excesivos 131 minutos exige paciencia, curiosidad y dejar en off nuestra parte del cerebro que está buscando incansablemente el sentido de la vida y lo que hay dentro de ella.

De este modo, el argumento de Zone es asimismo difuso de concretar, pero lo vamos a intentar: es algo así como el viaje onírico de una joven que escapa de un centro de detención para encontrarse con una variedad de situaciones, personajes y estados emocionales. Digamos que es una road movie sin carretera ni coches. Un coming-of-age lisérgico, febril y despendolado. Una Alicia germana en el país de las pesadillas enquistadas.

Basada en la novela Keller, escrita por la propia cineasta en 2021, la cinta se va construyendo como un poema u oración, cargado de dolor, locura y rabia que –con su mensaje político de denuncia a la trayectoria bélica de Alemania en el siglo XX– mezcla fantasía, sueños y homenajes cinéfilos y literarios (del cine de la Unión Soviética –la sombra de Andréi Tarkovski es aquí alargada– a Bertolt Brecht) pero todo desde una abstracción y antinaturalismo más cercano al circo que a la narrativa clásica cinematográfica.

Con todo, algunos momentos del film logran hechizar con su extremada extrañeza, sobre todo los que transcurren en un paisaje doliente y triste, cargado de muerte y recuerdos dolorosos de un pasado atroz, con un final que arroja un leve destello de luz y esperanza sobre sus atribulados personajes.

Zone es una producción de la propia directora a través de Madonnenwerk, en colaboración con The Post Republic.

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