email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

FIDMARSEILLE 2024

Crítica: Voyage au bord de la guerre

por 

- Antonin Peretjatko relata su periplo a través del mapa hasta Ucrania, firmando una mirada modesta y humana hacia un conflicto de múltiples repercusiones

Crítica: Voyage au bord de la guerre

“Son muchas las personas que nos hemos encontrado en su huida del epicentro de la guerra, lo cual nos ha llevado a juntarnos como guijarros en una avalancha”. Aunque ya casi no vemos nada en los medios acerca de la guerra en Ucrania, lo cierto es que, a pesar de que hayan pasado ya casi 28 meses del intento de golpe de Estado de Rusia, el conflicto en Ucrania no ha dejado de causar estragos y sembrar la muerte en el frente. De hecho, a día de hoy sigue poniendo en jaque el equilibrio geopolítico mundial y trastornando las vidas de quienes todavía viven en el país.

La guerra de Ucrania, que ha sido documentada minuciosamente desde su inicio a través de innumerables películas e informes de prensa escritos y audiovisuales, sigue siendo una mina inagotable de historias y testimonios, pero no por ello sorprende menos el hecho de que el cineasta francés Antonin Peretjatko, conocido por sus comedias singularmente brillantes (La chica del 14 de julio [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
, La loi de la jungle [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
, La Pièce rapportée [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
), también haya decidido centrarse en este tema concreto para su primer largometraje documental, Voyage au bord de la guerre [+lee también:
entrevista: Antonin Peretjatko
ficha de la película
]
, que, tras haberse estrenado a nivel mundial en la competición oficial del 35.º FIDMarseille, ha sido presentado como proyección especial en el 58.º Festival de Karlovy Vary.

“La cuestión es que mi abuelo tiene mucho que ver con todo esto, puesto que abandonó Ucrania hace 100 años”. Este vínculo familiar tan concreto fue el que, en mayo de 2022, impulsó a Antonin Peretjatko a embarcarse en la aventura de emprender un viaje desde París (“al salir, vimos un campo de refugiados que habían huido de otra guerra”) para acompañar al maestro Andrei —que en ese momento llevaba varios meses como refugiado ucraniano en Francia— de vuelta a Leópolis para recoger algunas de sus pertenencias. Y es su propio punto de vista como artista el que el director, que rodó la película, grabó el sonido, se encargó del montaje y puso la voz en off, comparte con nosotros a lo largo de este viaje subdividido en dos etapas distintas, ya que esta primera fase deriva en un viaje posterior a Bucha. El punto de vista del director francés es totalmente distinto al de un periodista, ya que se trata de una perspectiva más libre, fragmentada, subjetiva y en ocasiones irónica, pero nunca se desvía del amargo núcleo del tema en torno al que gira su documental: la guerra, a la vez invisible y omnipresente, que deja cicatrices y huellas imborrables en las vidas de las personas a las que afecta. Así pues, el divertido reportero de guerra salta a la acción con la siguiente frase: “Llevo una cámara de 16 mm con la que espero poder eludir el formalismo y la particular forma de pensar que nos impone la tecnología digital”.

Voyage au bord de la guerre, que se inicia con un prólogo que relata con humor un viaje a Rusia en el Transiberiano diez años antes, se centra sobre todo en Ihor, que huyó de Járkov cuando cayeron las bombas; Alex, a quien todos creían muerto en el teatro de Mariúpol; Ruslan, el director de la escuela de marionetas de Kiev, que habla del terror que vivió en las calles de Bucha, su ciudad natal; Vitaliy, un artista plástico de Lysychansk, en la región del Donbás; Oleksandr, director del Teatro de Kherson, que fue secuestrado por los rusos durante los primeros días de la invasión; y Ella, poetisa y música de Irpin, que personifica la magnitud del trauma que sienten todas estas personas desplazadas: “Lo único que nos queda es una foto de familia con agujeros en lugar de caras”. Todos estos relatos conmovedores y escalofriantes se intercalan con las observaciones y reflexiones personales de Antonin Peretjatko, que establece conexiones a través del uso de detalles que muchos habrían considerado insignificantes, pero que en realidad resultan ser altamente simbólicos de una tierra atormentada por una extraña mezcla de alegría (por estar vivo) y tristeza, en un viaje, un exilio, hacia una vida mejor. Porque “en esta historia de guerra, a menudo vence el deseo de filmar la primavera, porque las plantas encuentran la fuerza para crecer a pesar de los horrores de la superficie”.

Voyage au bord de la guerre ha sido producida por bathysphere, que también se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy