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KARLOVY VARY 2024 Proxima

Crítica: Windless

por 

- El director búlgaro Pavel G. Vesnakov retrata el despertar de un alma sin raíces entre los restos de un pasado abandonado

Crítica: Windless
Ognyan "FYRE" Pavlov (izquierda) y Veselin Petrov en Windless

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, una película aún más sombría y contemplativa cuyo protagonista constituye una especie de espejo del personaje principal de German Lessons, ya que se trata de un hombre que, tras haber emigrado, regresa a casa para poner en orden lo que dejó atrás. Pero otro de los motivos por los que vuelve es para recomponer su memoria fragmentada y analizar —quizá sin querer— detalles clave que pasó por alto en su momento, aunque solo sea a través de los relatos de otros. Lo que ambos personajes tienen en común no es tanto su situación límite como su continua vacilación, para la que no parece haber un antídoto. Es precisamente en este estado de ánimo, más que en cómo salir de él, en lo que se centra Windless, de manera que el largometraje se convierte en una verdadera experiencia meditativa. La película, que se ha estrenado en la sección Proxima del 58.º Festival de Karlovy Vary, se basa en el “abismo moral” de la ganadora del Globo de Cristal del año pasado, Blaga’s Lessons [+lee también:
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(también ambientada en la despoblada campiña búlgara) y se sirve de un impulso artístico y una poesía cinematográfica con los que hace frente a la desesperación universal.

Windless se inicia con una lúgubre secuencia en la que yacen figuras solitarias que, a pesar de que permanecen en silencio bajo el cielo gris, se conocen desde hace tiempo. Kaloyan (Ognyan “FYRE”» Pavlov), tatuado de arriba abajo, ha regresado de España para unos pocos días en los que tiene pensado deshacerse del piso familiar, que pronto será demolido junto con muchos otros hogares y el cementerio de esta antigua ciudad minera abandonada, y todo ello para dar paso a un casino, un complejo de spa y un campo de golf. Durante el proceso de deshacerse de las pertenencias de su padre recientemente fallecido, con su madre dándole indicaciones por vídeo desde España, también visita a vecinos y viejos conocidos, y ayuda a un amigo de la infancia a limpiar otros pisos a punto de ser demolidos en los que viven ancianos a punto de ser desahuciados. Los restos de una ciudad antaño animada escarban en la indiferencia de Kaloyan, al igual que la devastadora imagen de los huesos exhumados del cementerio en bolsas de plástico. De forma inesperada, el propio Kaloyan empieza a apreciar los trozos de vidas pasadas que acompañan a cada objeto desechado, y todo ello al tiempo que escucha las heroicas historias del padre del que se separaron tanto él como su madre.

La fotografía, atrevida y algo sorprendente, compuesta de primeros planos cortados bruscamente en un formato cuadrado, así como de planos que acentúan los detalles en lugar de la totalidad de la imagen, es obra del colaborador habitual de Vesnakov, Orlin Ruevski. Este enfoque puede parecer pretencioso a primera vista, pero poco a poco va encajando. Un punto de vista tan estrecho y fragmentado es normal en un personaje como el protagonista, con dificultades para asimilar y dar algún tipo de sentido a su vida dispersa, entre aquí y allá, entre el antes y el ahora. La claustrofóbica experiencia de Kaloyan, que se ve inmerso de repente en las abrumadoras historias que sus vecinos le cuentan en el edificio donde pasó una infancia aparentemente sin alegría, se transmite sutil pero magistralmente mediante esta valiente solución de dirección. Como resultado, las piezas verbalmente compartidas de una memoria colectiva común, metafóricamente resumidas y visualmente encarnadas por la aparición de un extracto de vídeo casero hacia el final de la película, combaten la amnesia de toda una nación preocupada por su supervivencia física en el aquí y ahora, que se ve obligada a abandonar sus raíces y la memoria de sus antepasados. Esta premisa consolida a Vesnakov como el más profundo de los cineastas búlgaros contemporáneos, ya que el director no duda en experimentar con la forma cinematográfica en su búsqueda del mejor medio de expresión para acompañar a sus personajes e ideas.

Windless ha sido producida por la búlgara Red Carpet y coproducida por la italiana dispàrte. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Alpha Violet.

(Traducción del inglés)

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