Crítica: Oddity
por Muriel Del Don
- Damian McCarthy le quita la respiración del miedo al espectador gracias a una historia de fantasmas que juega hábilmente con sus nervios pero también con sus fobias
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ficha de la película], el director irlandés Damian McCarthy vuelve a conseguir que el público tiemble de miedo con Oddity, su nuevo largometraje, que se ha proyectado en el NIFFF (Festival Internacional de Cine Fantástico de Neuchâtel) tras su estreno en el SXSW. Oddity gira en torno a las consecuencias de actos bárbaros perpetuados por mentes diabólicas que se creen por encima de toda sospecha. Pero las fuerzas sobrenaturales, que ansían desatar la totalidad de su furia, intervienen para castigar a estos monstruos que, por desgracia, son más humanos de lo que pensamos. Oddity es una de esas películas de género que no se conforma con sobresaltar al público, sino que también tiene por objetivo poner de relieve las contradicciones inherentes a una raza humana que, en última instancia, es mucho más compleja —y aterradora— de lo que creemos.
La escena inicial de Oddity nos catapulta de cabeza a un dilema. Una mujer (Carolyn Bracken) está sola en casa, en una casa de campo que, aunque está en proceso de reformar, todavía parece un castillo abandonado. Su marido psiquiatra (Gwilym Lee) no está allí porque trabaja en un turno de noche en un inquietante hospital psiquiátrico local. En el momento en que la protagonista sale de casa para buscar su móvil en el coche, se presenta en su puerta un extraño personaje al que le falta un ojo (Tadhg Murphy). Este misterioso y —para qué engañarnos— espeluznante individuo, al que solo se le puede ver desde la reja de la puerta —que parece más una trampa que una sutil mirilla—, afirma que no está allí para asustarla, sino para advertirle de un peligro inminente. Afirma que alguien decidido a hacerle daño se esconde allí mismo, en el interior de su casa. ¿Qué debería hacer ella entonces? ¿Abrir la puerta y dejarse ayudar por este hipotético salvador, o atrincherarse en casa e ignorar sus advertencias?
El guion de la película gira en torno a este crucial momento, un instante decisivo de los que cambian el curso de una vida. Los nervios del público se ponen a flor de piel al tiempo que son testigos de una escalofriante búsqueda de la verdad. No podemos revelar qué ocurre ni por qué, pero lo que sí podemos decir es que Damian McCarthy juega sus cartas con maestría al difuminar ingeniosamente la cronología de los acontecimientos. Gracias al marido, nos enteramos de cómo la vida de su esposa Dani llega a un trágico final, pero las motivaciones detrás de este bárbaro asesinato resultan ser mucho más crueles y perversas de lo que jamás hubiéramos podido imaginar.
La película cuenta a su vez con otro formidable personaje, y no es otro que la hermana gemela ciega de Dani, Darcy (interpretada también por Bracken), una elegante pero desconcertante propietaria de una tienda de rarezas que heredó de su madre. Darcy también es médium, y es precisamente este don el que la llevará a descubrir la verdad y tramar su venganza. La presencia de un extraño y decididamente aterrador maniquí de madera con aspecto humano que perteneció a los padres de las hermanas es sin duda digna de mención también. Este objeto resultará ser el centro neurálgico de una sangrienta venganza con tintes sobrenaturales.
Al yuxtaponer la maldad humana y el castigo sobrenatural, el director hace que el público se regocije cuando por fin se revela la verdad. En este momento cardinal, la crueldad se convierte en poesía para mostrar lo maravilloso y poderoso que es realmente el vínculo entre las dos hermanas, un vínculo que nunca podrá romperse. A pesar de la fuerte presencia de escenas de terror al más puro estilo slasher, Oddity también cuenta con una saludable dosis de humor —de carácter oscuro, como no podía ser de otra manera—. Pero la película no constituye únicamente una historia sobre una casa encantada, sino también un homenaje a las películas de género que convierten el horror en poesía y la venganza en justicia.
Oddity ha sido producida por Keeper Pictures, Shudder y Nowhere, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de IFC Films.
(Traducción del italiano)
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