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LOCARNO 2024 Piazza Grande

Crítica: Fiore mio

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- Tras el éxito de Las ocho montañas, basada en uno de sus libros y premiada en Cannes 2022, Paolo Cognetti está de vuelta con un documental sobre el Monte Rosa

Crítica: Fiore mio

El escritor Paolo Cognetti debuta en la dirección con el largometraje documental Fiore mio [+lee también:
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, que se estrena a nivel mundial el 6 de agosto como acto previo a la inauguración del Festival de Locarno. La primera novela de Cognetti, que se vendió en nada más y nada menos que 30 países, sirvió de base para la película homónima de Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch Las ocho montañas [+lee también:
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, que fue galardonada con el premio del jurado en Cannes 2022 y con cuatro premios David di Donatello en 2023. Resulta totalmente lógico, por tanto, que este autor de 45 años, amante de las cumbres montañosas y licenciado en guion cinematográfico por la Civica Scuola di Cinema Luchino Visconti de Milán, quiera expresarse en primera persona, ya que ha trabajado en varios documentales breves en los inicios de su carrera, así como en otro dirigido por Dario Acocella, Sogni di Grande Nord [+lee también:
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, que giraba en torno a un viaje que el escritor realizó hasta Alaska, siguiendo los pasos de Christopher McCandless, de Hacia rutas salvajes.

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Sin embargo, en la película solo hay una montaña en cuestión, el Monte Rosa. Se trata del macizo montañoso más extenso de los Alpes, y se encuentra en el Piamonte, el Valle de Aosta y Suiza. La chispa que encendió la llama de esta historia no fue otra que la sequía del verano de 2022, que también afectó al manantial cercano a la casa de madera y piedra a la que Cognetti se retiró unos años antes, en Estoul (un pueblecito situado a 1.700 metros sobre el nivel del mar, en el Valle de Aosta). Esta irrefutable prueba de la existencia del cambio climático, que amenaza nuestros antaño eternos glaciares, llevó a Cognetti a emprender una pequeña expedición por los refugios de gran altitud con el fin de dar a conocer su montaña. El director de fotografía Ruben Impens, a quien Cognetti conoció en el rodaje de Las ocho montañas, acompaña en todo momento al director y a su fiel sabueso Laki en este viaje. Juntos, entre paisajes impresionantes, íbices y zorros, nos dan la oportunidad de conocer a algunos de los habitantes de estos valles.

Y no cabe duda de que todos estos “nativos”, lacónicos pero innegablemente reales, son personas de lo más interesantes. Remigio Vicquery, que nació y se crio en el Valle de Ayas y es amigo de la infancia de Cognetti, es el custodio de la memoria histórica de la región y, en pocas palabras, logra transmitir una serie de emociones (la melancolía del otoño inminente, el tormento de la soledad a la sombra de esas rocas intransigentes, etc.) que solo son capaces de sentir quienes viven en las montañas. Arturo Squinobal, un guía de montaña cuyo rostro parece tallado en madera, constituye prácticamente un elemento más del paisaje. Su hija, Marta Squinobal, ha convertido el Orestes Hütte en el primer y único refugio vegano de los Alpes. Los demás personajes, por su parte, resultan convincentes como representantes de lo que la literatura calificaría de la necesidad de escapar de la supuesta civilización, de recargarse en un entorno natural y de buscar en lo más profundo de sí mismos. El tibetano Sete Tamang, antiguo sherpa del Everest, que ahora trabaja felizmente en el refugio Quintino Sella (a 3.585 metros sobre el nivel del mar), confiesa: “Si me hubiera quedado allí, habría acabado en el fondo de una grieta o sepultado bajo la nieve de una avalancha”.

No hay ningún tipo de retórica en esta película, y el tema central no se exagera en ningún momento. El consejo más sabio sobre el desastre que se cierne sobre todos nosotros nos lo da Marta Squinobal, una profesora budista de yoga y meditación del Valle de Aosta que subraya que “evidentemente, tenemos que ser más responsables, pero en cuanto a la naturaleza se le agote la paciencia, se deshará de nosotros y seguirá adelante”. Cognetti esquiva con éxito las trampas en las que cayó en Sogni di Grande Nord, ya que en Fiore Mio no hay ninguna voz en off melodramática que eclipse las imágenes. En su lugar, deja espacio para el silencio y la naturaleza, para los objetos y los rostros. Es difícil dirigir un documental en el que tú también eres el protagonista, puesto que corres el riesgo de caer en la autocomplacencia, pero Cognetti hace tanto lo que debe hacer un director de documentales —hacer preguntas— como lo que debe hacer un escritor, que no es otra cosa que recoger e interpretar signos, analizar las palabras de idiomas desconocidos (como el dialecto titsch de Gressoney) y dejar que la historia se desarrolle sin obstáculos y nos acompañe en este fascinante paseo por las montañas.

Fiore mio ha sido producida por las italianas Samarcanda Film y Nexo Studios, la belga Harald House y EDI Effetti Digitali Italiani. La película llegará a los cines italianos los días 25, 26 y 27 de noviembre de la mano de Nexo Studios, y pronto será distribuida en Suiza por Praesens Film AG. Las ventas internacionales del documental también corren a cargo de Nexo Studios.

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(Traducción del italiano)

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